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Autor Tema: Segunda parte, Romero una familia numerosa  (Leído 310 veces)

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Segunda parte, Romero una familia numerosa
« on: 08 de Junio de 2018, 06:06:01 am »
Segunda parte
Una familia numerosa


"Una familia numerosa"

Monseñor Romero fue el tercero de ocho hermanos procreado por los esposos Santos Romero y Guadalupe Galdámez. Dos de ellos Aminta y Rómulo, murieron jóvenes y sin hijos. El resto sí tuvo descendencia y le dio a Monseñor 17 sobrinos que siguen acrecentando la familia. Hoy en día, solo dos de sus hermanos permanecen con vida: Tiberio, de 88 años y Gaspar, el menor, de 86 años.

La ciudad del mártir se debate entre la devoción y la indiferencia

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Ciudad Barrios hace esfuerzos para encontrarse alrededor de Monseñor Óscar Romero, pero faltan esfuerzos y todavía hay mucha indiferencia hacia la figura del sacerdote. Las iniciativas para difundir el pensamiento e historia del mártir han encontrado resistencia en la sociedad, aun así hay algunos puntos de reencuentro que se perfilan positivos.

Nadie es profeta en su tierra”, lo dijo Jesucristo al interpretar el rechazo de Nazaret, su pueblo. Así está consignado en el Evangelio de Lucas. La frase es vigente para Óscar Romero. Allá arriba en un cerro que carga a Ciudad Barrios, a más de 900 metros sobre el nivel del mar, al norte de San Miguel, la historia del arzobispo asesinado el 24 de marzo de 1980, por odio a la fe, se debate entre la veneración y la indiferencia.

El culto por Romero, aun entre los que se consideran sus fieles, es todavía un trabajo difícil. Restablecer la historia, su palabra y su legado ha sido un contraste de aciertos y desencuentros.
Sentado en las gradas de la iglesia, Jorge, solo así dice que se llama y no quiere dar más datos, explica que Romero “es el cura que asesinaron”, pero sabe muy poco de él, lo mínimo, entiende que era de Ciudad Barrios, pero hasta allí. Tan simple como sencillo. Hacia el frente de la parroquia, ante la estatua del próximo beato, Mariana Amaya de Lara (Marianita, dice ella) se para, se persigna, murmura una oración y se queda ante el busto por varios minutos. Va ataviada con un sombrero de Romero, un rosario, un pañuelo. Repite con confianza: “Es mi santo”.

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Una estatua en el parque central de la ciudad parece dar la bienvenida. La alcaldía dice que respaldará las iniciativas del la Iglesia en lo que se refiere a Romero.

En la ciudad queda ya muy poca gente que conoció personalmente y trató de cerca al arzobispo, son personas mayores de 65 años, coincidieron con él cuando ya estaba ordenado y sobre todo cuando de San Miguel visitaba su pueblo. Solo Marianita alcanza los 99.

—Yo trabajé con él, cuidaba a su mamá (Guadalupe de Jesús), lo conocí a él.
—¡Ah sí!, ¿y cómo era él?
—Era serio.
—¿Bravo?
—No, bravo no, serio. Solo una vez me regañó.
—De verdad. ¿Por qué? ¿Qué le dijo?
—Es que él quería dormir en la hamaca y yo pasé y se la moví. “Niña, no me muevala hamaca que quiero descansar un momento”, me dijo, y se puso a sonreír. Perdón, le dije, y mejor me retiré.
—Pero si se reía, eso no es un regaño.
—Para usted no, para mí sí es.

La resistencia a la figura del sacerdote tiene mucho que ver, para algunos católicos de los que comparten su credo, con la población de la “iglesia separada”, la que si bien no está cuantificada con exactitud, sí se ha extendido en los últimos años al grado de que se contabilizan unas 10 diferentes iglesias de reforma en la ciudad.
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Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #1 on: 08 de Junio de 2018, 06:08:51 am »
CIUDAD BARRIOS

"Ciudad Barrios"
Vista parcial de Ciudad Barrios tomada desde la cooperativa cafetalera, terrenos que pertenecieron a la familia Romero.

Una de las tesis de la gente del Promuseo, una entidad que funciona desde hace 15 años y que en la actualidad busca convertirse en la Asociación Profeta de mi Tierra, es que todavía hay mucha politización sobre la figura del mártir. En Ciudad Barrios todavía se colocan banderas en las estatuas de Romero, pero ellos dicen que si piden no hacerlo, obedecen. También el párroco de la ciudad ha solicitado eso.

Otra es que el proceso en la difusión del pensamiento de Romero no ha tenido un proceso “sistemático” en la ciudad. Liliana Fuentes, la presidenta de la institución, asegura que no se ha hecho aún mucho.

—Tajantemente no se ha hecho nada; estamos conscientes que no han habido recursos, pero tampoco ha habido iniciativa por unificar esfuerzos.
La iniciativa del Promuseo surge luego de que, en una visita a la ciudad, el obispo auxiliar de San Salvador, monseñor Gregorio Rosa Chávez, dijo que “era una vergüenza” que en la ciudad de Monseñor no se hiciera nada por él.
La indiferencia
Julio –tampoco quiere dar todo su nombre– se mueve entre los pasillos del Instituto Nacional de Ciudad Barrios, se ve alegre, extrovertido, bromista, pero todo su semblante cambia cuando se le pregunta por el tema de Monseñor Romero.
—Sé que algunos jóvenes trabajan algo de eso, que se reúnen, pero yo no voy.
—¿Pero sabés quién es?
—Sí, es el cura que mataron.

El tono de su respuesta es hasta cortante. Cuando se le pregunta por qué no quiere hablar, dice que no le interesa, un intento más para abordar a sus amigos y hace una señal y se alejan en grupo.
Fuentes dice que los intentos por desarrollar una temática en el instituto encuentra mucha resistencia precisamente por el tema religioso. La idea de ellos es que el tema Romero tome carácter ecuménico, que se valore la obra del hombre, no del sacerdote, pero muchos creen que “es una pila” de los católicos.

Edith Guzmán es la maestra de estudios sociales. Admite abiertamente que la institución no tiene actividades extracurriculares que traten de difundir la historia del sacerdote asesinado.

—Anteriormente se hacía una semana cultural y se abordaba un poco el tema, pero se dejó de hacer. Somos conscientes de que hay que enseñar a las nuevas generaciones quién fue él y qué hizo.
Guzmán asegura que ella particularmente en su asignatura aborda el tema de Romero, pero no puede dar fe si otros maestros de la institución hacen lo mismo con tal de mostrar la vida y obra del arzobispo nacido en Barrios.
La ciudad va de contrastes en contrastes y los que lo quieren lo quieren. Marianita dice que se llevaba bien con todo mundo, que no era un hombre problemático y trataba bien a las personas. Suspira, recuerda y deja escapar la frase:
—Bien bonito era.
En sintonía con ella está Gilma Olanda Rivas. Para ella Romero es un “tesoro” que nació en su pueblo. También trabajó con la familia de él, lo conoció cuando ella tenía 14 años, lo que más recuerda era la forma coloquial de hablar.
—Mirá, Gilma, y vos sabés cuál es el animal enemigo de la serpiente.
Dice que le preguntó en una ocasión Romero. Ella externó que ni las serpientes ni otros animales tenían enemigos.
—Es el sapo, la serpiente lo muerde y cuando lo quiere tragar el sapo se infla y le cuesta tragarlo. Así es el pecado, entra flaquito y se infla en el cuerpo. Así pasa.
Hablaba con muchas anécdotas, dice.
—En Ciudad Barrios no le hemos podido dar el valor que tiene Monseñor, es una gran joya que nació aquí… Lo tildan de varias cosas, eso es no conocerlo.
Gilma asegura que junto con un grupo de mujeres fueron de las primeras en conmemorar el martirio en la ciudad, pero había mucha desconfianza y temor, muchos lo tildaban de “guerrillero”.
—Todavía hay algunas gentes así, para ellos no es alegría que lo beatifiquen.

Más allá del factor que divide a la ciudad por el sacerdote, es innegable que también ha sido factor de acuerdo o de búsqueda por la reconciliación. Marina Rodríguez de Alvarado asegura que no todos convergen en su familia con la veneración a la figura de Romero; de hecho, muchos lo cuestionan, pero ella está clara en que su labor en pro de los que más necesitaban fue debidamente realizada.

No lo conoció directamente, a lo mejor por su simpatía política por la derecha o tal vez, como ella misma dice, porque no pasaba mucho tiempo cerca de la iglesia.
Pero el tema le interesó y comenzó a leer su historia y a pesar de tener diferencias con su familia reivindica el trabajo y mensaje del arzobispo.

—Ayudó siempre a los más necesitados, eso debe ser reconocido.
La derecha tomó este año la alcaldía de Ciudad Barrios y a pesar de lo que muchos creían, el alcalde, Heris Romero, ha dicho que acompañará a la iglesia en lo que sea, en una señal de apertura y de que se pueden poner de acuerdo por el mártir.
Marianita se persigna otra vez y se dispone a alejarse de la estatua, repite una vez más que es su santo y que confía en él.
—Mire, una vez quería ir a una excursión a Esquipulas, Guatemala, y no tenía dinero, y le dije: “Monseñor, quiero ir y me vas a llevar, y fui, mire, me cumplió”.
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Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #2 on: 08 de Junio de 2018, 06:14:20 am »
El seminario menor, la primera casa de formación de Romero

"El seminario menor"

La diócesis de San Miguel trata de rescatar y habilitar el seminario menor donde se formó inicialmente Monseñor Romero. Allí ya funciona un pequeño museo con cosas que pertenecieron al mártir.

Texto: Mario Enrique Paz
social@laprensagrafica.com

Un par de sábanas, junto a varios pantalones y camisas, cuelgan en un alambre que cruza el jardín en el Seminario Menor San Miguel Arcángel. Las condiciones de vida (leáse comodidad y holgura) no parecen ser las mejores para un grupo de personas (seminaristas y sacerdotes) que conviven en el lugar. Es una casa enorme, de amplios corredores, pilares de madera, paredes en extremo gruesas (adobes de casi 50 centímetros), puertas de madera, tejas y un amplio jardín.

Ya sufrió reparaciones, en algunas paredes el cemento ha impregnado su huella, lo mismo sucede con el piso del patio central, que fue de ladrillo de barro, hoy solo una parte se mantiene original. El estado del seminario menor, en San Miguel, sobrevive por la voluntad de tres sacerdotes: Adrián Antonio, Norberto y Armando, los dos primeros imparten clases a los seminaristas, el tercero era el encargado de la diócesis para restablecer el museo de Monseñor Óscar Romero.

"Seminario Menor de San Miguel"
Discos de radio Pax que fueron trasladados al museo y ejemplares del periódico Chaparrastique en el Seminario Menor de San Miguel.

En uno de los cuartos donde el orden y el caos parecen convivir juntos se ha instalado el museo. El polvo tiene un medio reino también instituido.

—Los muchachos al regresar de clases limpian, pero no pueden darle el mantenimiento adecuado. Es necesario reparar todo el seminario para poder así también ordenar el museo.
La frase del padre Adrián tiene vigencia en el marco histórico de la beatificación. En el seminario hay incluso una pequeña capilla que construyó Monseñor Óscar Romero, la madera del altar se conserva, el piso pasó a ser de cemento.

No hay un presupuesto establecido para el rescate del seminario y a decir de los sacerdotes la diócesis no cuenta con el recurso económico para ello.
De hecho es el padre Armando quien ha ido recogiendo pieza por pieza para luego colocarlas en el lugar.

—Cuando me dijeron que rescatara el seminario menor y vine acá, me decían: “Aquí dormía el padre Romero”, “aquí comía el padre Romero”, me di cuenta de que entre esas paredes había una gran historia para restaurar.

"La mitra también se encuentra en San Miguel."
La mitra también se encuentra en San Miguel. Hay parte de la indumentaria del que para ellos es Del padre Romero.

Una pieza de singular significado es un reloj Lorus que perteneció a Monseñor y que fue obsequio de Saida Romero al padre Armando.

—Yo la asistí en su lecho de muerte, le di la extremaunción. Cuando terminé vi la imagen de Monseñor en la pared y le pregunté: Y a él ¿para que lo tienen allí? y con su respuesta se me aflojaron las canillas.

—Él me espera en el cielo, el es santo y el es mi hermano.

En aquel encuentro también le regalaron unos calcetines de Romero color maravilla que tenía que usar en un encuentro en Roma con el papa Pablo VI y los aparatos donde escuchaba música.
En el museo también está un proyector donde transmitía películas a reos, seminaristas y niños la doctrina, ejemplares del periódico Chaparrastique, discos de la extinta radio Pax.

La idea del padre Armando es que se haga una evaluación completa del seminario y que se realice la restauración.
—Un buen día el mundo preguntará dónde está el lugar donde se formó Monseñor Romero y no le podemos mostrar el seminario en las condiciones actuales, todavía se puede rescatar.
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Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #3 on: 08 de Junio de 2018, 06:15:26 am »
El hermano, el tío, Monseñor

"El hermano, el tío, Monseñor1"

La familia en la que se formó el salvadoreño más universal, ese que próximamente será beatificado, no fue perfecta. Pero fue el apoyo justo, la cuña necesaria, la fuente de alegría con la que sabía que podía contar. No perfecta, pero sí idónea para Monseñor Romero.

La vida pastoral de Monseñor Óscar Arnulfo Romero estuvo siempre acompañada de cerca por su familia. Sus hermanos en el primer lugar para cuestiones prácticas, y su madre, Guadalupe Galdámez, como ese pilar de ternura a la que le dedicaba primorosas postales desde Roma, mientras él estaba estudiando.
En Anamorós, su primera parroquia, estuvo acompañado por Gaspar, el menor de todos los Romero Galdámez. Las cuentas de cada parroquia, imprenta, librería, radio, rotativa y cualquier proyecto que involucrara dinero se las llevó siempre Tiberio, el penúltimo hermano. En las cuestiones de casa, para ayudarle con las sotanas y para bordarle gorros de lana estuvo Saida, la única mujer del clan. En casa de Mamerto, en Apopa, halló una conexión a la agricultura y la vida hogareña al estilo finca, era la sede de las reuniones familiares. Monseñor Romero se llenó de cada uno de ellos después de haberles ayudado a cada uno a su manera y desde sus propios recursos.

A Tiberio y Gaspar, por ejemplo, les aseguró educación de primera. A Tiberio en el Colegio Santa Cecilia, en Santa Tecla, y a Gaspar con los Hermanos Maristas, en San Miguel, en ambos casos gracias a sus amistades con quienes dirigían esas instituciones. A los hijos de Saida, quien se separó de su esposo cuando sus dos niños estaban pequeños, le ayudó también a colocarlos en colegios católicos. A las hijas de Mamerto les extendió cartas de recomendación para instituciones también católicas. Monseñor Romero, como hermano o tío, siempre fue esa persona con la muy firme convicción de que a los suyos el mejor regalo por entregar era justamente eso, la educación.

La más sensible pieza de todo el hilado de los Romero Galdámez fue Gustavo, el mayor, el que trabajó en los minerales en el oriente del país y el que formó un hogar con Blanca, una “campesina de las valientes”, como la describe aún hoy la familia. Gustavo fue al que Monseñor nunca pudo rescatar.
Gustavo era alcohólico. Vivió un tiempo en casa de la madre de los Romero Galdámez, cuando Monseñor se la llevó a residir a San Miguel, a una casa grande no muy lejos de la parroquia El Rosario, conocida también como Santo Domingo. “Ahí, mi papá tenía un espacio en donde solo tenía una tijera (una cama de tela resistente con una estructura de madera que se puede plegar)”. Quien lo cuenta es Digna Romero, segunda hija de Gustavo y Blanca.

“La maldad del sistema en lograr el enfrentamiento de pobre contra pobre. Dos policías muertos son dos pobres que han sido víctimas de otros, tal vez pobres también, y que en todo caso son víctimas de ese dios Moloc, insaciable de poder, de dinero; que con tal de mantener sus situaciones no le importa la vida ni del campesino, ni del policía, ni del guardia, sino que lucha por la defensa de un sistema lleno de pecado.”

Homilía, 30 de abril de 1978

Tiberio lo confirma. “Mi hermano tristemente nunca pudo salir de ese vicio. Aquí en la casa lo tuvimos por bastante tiempo, vivía en la parte de atrás y en algunos momentos causó problemas, por su misma condición. Cuando ya no pudimos tenerlo aquí, porque nacieron los más pequeños y comenzaron a enfermar, entonces la recomendación que nos hicieron por su enfermedad fue el Hospital Psiquiátrico. Allá falleció”.

Gaspar, el benjamín, recuerda, más allá del complicado devenir de Gustavo, la serie de consejos que de Monseñor Romero salía con respecto a los vicios. “Siempre me dijo que no llegara donde él ni con olor a cigarro ni a guaro. Se molestaba mucho por eso”.

A quien Monseñor sí pudo ayudar como quizá una deferencia al cariño hacia su hermano mayor fue a Digna Romero. La segunda de Gustavo y Blanca se crió de los nueve a los 15 años en Honduras. Sus tres hermanos quedaron aquí en el país a cargo de dos familias diferentes, hasta que mucho tiempo después su madre procuró el espacio y los recursos para reunificarse.

“Monseñor Romero fue para mí como un padre, él ocupó en mi corazón ese espacio. Con él no se trataba de tiempo, porque siempre estaba muy ocupado, pero siempre tuvo para mí un consejo, unas palabras de aliento, y fue quien me propició lo mejor que en ese momento me podía dar”. Eso a lo que Digna se refiere sentada en una silla en la misma iglesia en la que Monseñor vivió durante las dos décadas que radicó en San Miguel es un cupo como interna en el Instituto Santa Sofía. Ahí pasó mientras su madre regresó a Honduras para trabajar y terminar de ahorrar suficiente para poder regresar a juntar a sus hijos.
—¿Cómo era la relación de Monseñor Romero con don Gustavo?
—A mí me contaban, porque yo recuerdo poco de eso, ya sabe, a veces la mente bloquea ciertos pasajes dolorosos, me decían que cada vez que lo veía acercarse a la iglesia (a Gustavo), le pedía a quien estuviera cerca: “Ahí viene aquel, llevale esto”. Y era dinero, unos cuantos colones. Monseñor nunca guardó una crítica, no guardó resentimiento ni nada parecido. Sé que siempre aconsejó, pero de ninguno he oído que haya sentido rechazo de parte de él pasara lo que pasara.

Digna hace memoria del trato amoroso de su abuela Guadalupe con Gustavo. “Yo a ella sí la conocía y fue una señora bien especial toda la vida. Ella preguntaba por él (Gustavo), siempre estaba pendiente de él, ella como que sabía que era de todos el más necesitado, entonces estaba más pendiente. Y Monseñor veía eso, y por eso trataba de ayudar en lo que podía”.

Hacia Monseñor no es fácil hallar críticas, aunque se busquen con insistencia casi obsesiva. Aunque se hagan preguntas directas y otras algo más disfrazadas. Casi no hay quien se apunte a decir algo de él que no sea algo parecido a un gracias o a un halago. Digna apenas remite que era un poco nervioso y que esa peculiaridad, tan poco notoria en su vida pública –sobre todo en sus últimos años como arzobispo de San Salvador– la denotaba tan solo en el íntimo círculo familiar, en esas reuniones a las que solo asistían los Romero.

"Hogar Digna Romero"
Hogar. Digna Romero, sobrina, pidió que se le entrevistara en la Iglesia Santo Domingo (El Rosario), porque fue en donde vivió Monseñor mientras estuvo en San Miguel.

Las últimas de los Romero
De las últimas dos reuniones familiares en la que estuvieron presentes los cinco hermanos Romero Galdámez que sobrevivían en ese tiempo y la mayoría de sobrinos, de 17 en total, ninguno recuerda fecha, pero debieron ser en 1979. La más cercana a su muerte debió ser, coincide la mayoría, a finales de ese año.

En esa sesión que tuvo lugar en Apopa, en la casa tipo finca de Mamerto, Monseñor volvió a hacer a sus hermanos esa pregunta que más de alguna vez había hecho a cada uno por separado. Cada quien lo cuenta diferente, pero en compendio de todas las versiones debió ser algo como: ¿Qué piensan de mi mensaje? ¿Creen que debería mesurarlo?

Monseñor no acostumbraba a hacer eso. Tinita, viuda de Mamerto, recuerda que en la mayoría de reuniones a razón de algún cumpleaños o de fiestas de fin de año, la regla era cero política, pura alegría. “A mí me decía que le prepara sopa de gallina y yo le servía su pedacito de gallina aparte. Siempre le dijo a Mamerto que qué buena esposa se había hallado y que era donde más le gustaba comer, donde nosotros, que éramos el matrimonio más joven de todos; llegaba a relajarse, a refrescarse y nos aconsejaba, pero siempre con una gran alegría, no le veía tristezas yo”, dice ella a la sombra de un retrato grande del célebre cuñado que adorna la sala de esta casa, como de muchas más.

En esa última reunión sumaria, la que resume las respuestas con mayor claridad es Digna, estaba más joven.
—Cuando Monseñor preguntó eso, rapidito el tío Mamerto, que era el más sencillo y espontáneo, le dijo: “Ya te dije desde hace tiempo que ya no digás nada, que te van a joder. Ya no hablés”. Y entonces se hizo un gran silencio, nadie más dijo nada, hasta que intervino tío Tiberio: “Yo no voy a decirte nada, ya sabés”. Después seguía tío Gaspar. Pero entonces Monseñor –tan sabio él, me encantó–, le dijo: “A ti no te pregunto porque tú estás entre dos amores: tu hermano y tus hijos”. Los dos hijos de tío Gaspar ya eran militares y Monseñor en ese tiempo ya estaba dando un mensaje fuerte a los militares.

Gaspar recuerda esas pláticas acerca del contraste entre su hermano y sus hijos. Y señala que Monseñor, fiel a su carácter, nunca le lanzó una crítica y nunca lo rechazó ni a él ni a su familia. Cuenta, en tono pausado, que lo que les pedía era que fueran militares buenos, de los que ayudan a la gente. “Mi hijo mayor es médico y fue parte de los que fundaron el Hospital de San Miguel”, zanja Gaspar un tema que dio para conflicto más allá de esa suerte de tensión en las reuniones familiares. Y es que los mensajes de Monseñor provocaron que Gaspar fuera degradado en ANTEL, en donde de tener un alto cargo pasó a ser vigilante de turno nocturno. Y casi toca a sus hijos, que por aquel tiempo estaban becados, el mayor en México y otro en la Escuela Nacional de Agricultura, en donde se graduó de agrónomo. A Gaspar, con el derrocamiento del general Carlos Humberto Romero en octubre de 1979, le devolvieron su antiguo puesto. Hacia sus hijos nunca se concretaron las amenazas.

"Hermanos Romero"
Hermanos. Monseñor con sus hermanos Mamerto, Saida y Gaspar Romero Galdámez.

La tortura
Tan solo un mes antes de que lo mataran mientras daba misa en la iglesia del Hospitalito de la Divina Providencia, en San Salvador, su sobrina Cristina Guadalupe, hija de Mamerto, dice que cometió una indiscreción con Monseñor. “Él había llegado a la casa. Vivíamos cerca del cementerio de Apopa, y no sé de dónde, yo empecé a contarle que habían llevado a un vecino muerto, así envuelto en una pancarta roja, y que como que lo acusaban de que era subversivo. Yo le dije que no sabía por qué, si ese señor solo era sastre. No lo habíamos visto en otra cosa que no fuera eso. ‘Ay, pobrecito –me dijo–, yo de eso es de lo que tengo miedo, de una tortura’. Y hasta se le erizaron los pelitos. Y siguió: ‘Pero si es la voluntad de Dios, ¿qué le voy a hacer?’ Ese día andaba solo, no andaba nadie que le manejara. Cuando nos despedimos, nos abrazó y nos dijo que nos cuidáramos”. Esa fue la última vez que Cristina Guadalupe lo vio, ella tenía 15 años.

Monseñor casó a todos sus hermanos y bautizó a la mayoría de sobrinos. Y tuvo con cada uno de sus hermanos la peculiaridad de pedirles una Guadalupe. Así, en honor de su abuela y su madre, Mamerto, Gaspar y Tiberio tienen una hija que se llama Guadalupe. Con Gustavo, como solo tuvo una mujer entre sus cuatro hijos, hubo una particularidad. Gustavo asentó a su hija como Digna Libertad. Pero cuando Monseñor Romero la bautizó, le puso Digna Guadalupe. “Así que yo tengo partida de nacimiento y acta de bautizo diferentes”, dice Digna entre risas.

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Acompañado. En esta imagen sobrinas y cuñadas acompañan a Monseñor en una de las reuniones Romero.

Los riesgos
Monseñor Romero no era ajeno ni indiferente al peligro que corría. Su secretaria privada, Silvia Ortiz, archivaba por montones las cartas con amenazas y solo de vez en cuando él pasaba preguntando “si habían llegado papelitos de aquellos”. A lo que Silvia, quien falleció pocos años después que Monseñor, le respondía siempre que sí. “Ahí déjelos, no les haga caso”, le repetía.

Cristina Guadalupe, la sobrina, recuerda otra arista de esas amenazas, recuerda un consejo. “Una vez, después de una misa, él nos dijo que si teníamos un problema por causa de él, que lo negáramos. Pero nosotros cómo lo íbamos a negar, era y todavía hoy sería como faltarle al cariño y a todo lo que él nos dio. Nosotros siempre fuimos muy conscientes de que él no podía echarse atrás, porque era su compromiso ante Dios”. Ella tenía 15 años y esa misa tuvo lugar en 1978.
Y no solo eso, Cristina Guadalupe recuerda a “las viejitas” que llegaban a ponerle cartas en las manos después de las misas. Eran cartas de denuncia, de desaparecidos, de peticiones de ayuda que Monseñor pasaba a lo que entonces se llamaba Socorro Jurídico. “Ser sobrina de él siempre ha sido un honor. Hoy, además, es una alegría porque al fin la justicia divina está realizándose. Todo lo que él hizo salió a la luz. Y es un compromiso para nosotros llevar la sangre de un hombre que murió por amor a lo que predicaba”.

Todos los familiares que han accedido a responder una pregunta similar van por el mismo camino. Si antes, cuando representaba un peligro real, no lo negaron, menos lo harían ahora, cuando su legado es oficialmente reconocido como martirio por odio a la fe.
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Re:Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #4 on: 08 de Junio de 2018, 08:24:51 am »
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Re:Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #5 on: 12 de Junio de 2018, 10:01:48 am »
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Re:Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #6 on: 15 de Junio de 2018, 08:38:00 am »
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Re:Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #7 on: 26 de Junio de 2018, 09:01:04 am »
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Re:Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #8 on: 05 de Julio de 2018, 06:29:45 pm »
  :73:
 Mis saludos para todos en
 este bonito foro
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Re:Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #9 on: 28 de Julio de 2018, 10:59:46 am »
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Re:Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #10 on: 04 de Agosto de 2018, 10:05:32 am »
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Re:Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #11 on: 14 de Agosto de 2018, 07:51:29 pm »
Feliz semana amigos foristas
Y un millon de abracitos de Lanina para todos en este día
Que Dios nos bendiga
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Re:Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #12 on: 14 de Agosto de 2018, 08:01:54 pm »
Feliz semana amigos foristas
Y un millon de abracitos de Lanina para todos en este día
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Re:Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #13 on: 26 de Agosto de 2018, 12:50:30 pm »
Feliz semana amigos foristas
Y un millon de abracitos de Lanina para todos en este día
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Re:Segunda parte, Romero una familia numerosa
« Respuesta #14 on: 27 de Agosto de 2018, 02:17:56 pm »
Saludos.
Visitando y apoyando tu tema.
Muchas gracias por compartirlo.
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