Eterno amor
Escucho la mañana respirar
a lo lejos, entre multitudes.
Su alegre sonrisa, es brisa,
canción del camino incierto,
mientras recorro trechos,
días sombríos, cabizbaja
bajo sonrisas selladas con llave.
Parecen glorias sin fortuna,
las caricias dormidas en la piel,
tras años sin acoger al peregrino
sueño, de un amor eterno.
Orquesta divina de inquietudes,
amores sin vuelta de la espera,
imposible la leve pisada del goce.
Un rastro del alma de la soledad
dentro de mí corazón se diluye,
intercalada de reflejos, su silencio,
envuelta pesadumbre de acero.
Sufre y solo, llora el mar imposible,
convertido en mil besos de tristeza
lamiendo sus ojos abandonados.
Tú serás mi guerrero anhelado,
caído del lecho frágil de la lluvia,
encendiendo mis pupilas de rimas
bajo la luz de inquieta palidez,
de simientes símiles, habitada.
Velado por el ser de la nueva hoja,
despacio, el sollozo descomprimes.
Rapsodia de viento en las copas,
se alzan en tus ramas de olivo viejo.
solitario corazón de hojarasca, eres,
robando versos a la refulgente luna.
Oda danzante de amor extinguido,
al compás del albedrío itinerante
te siento néctar de vino sagrado.