LA CONTRAREFORMA DE LA IGLESIA
Ante la reforma de Martin Lutero y el surgimineto del protestantismo, el mundo católico creó la llamada Contrarreforma. Esto se debe a los deseos de reforma y renovación de la Iglesia, a la contraposición frente al avance del Protestantismo, etc.
Roma convocó el Concilio de Trento en el que se redefinieron los dogmas y la proyección pastoral. Los precedentes al Concilio de Trento los encontramos en los movimientos reformadores nacionales en España, Francia e Italia, entre otros.
La sociedad ajena a Roma instaba, sucesivamente, la convocatoria de un Concilio, desde Lutero hasta el emperador Carlos I, ante la el propósito de restablecer la unidad religiosa en Europa y de reconciliar la sociedad cristiana. El Concilio fue convocado en 1542, pero su inauguración no se produjo hasta el año 1454 y no se concluyó hasta el año 1563.
El Concilio fue tan extenso que se convocaron veinticinco sesiones, cubriendo el pontificado de seis Papas: Paulo III, Julio III, Marcelo II, Paulo IV Pío IV y Pío V. En Trento se trataron las cuestiones dogmáticas y disciplinares del uso de la versión latina de la Biblia (la Vulgata), la confirmación de los Siete Sacramentos, la condena de la luterana doctrina de la Justificación y reafirmación de la doctrina de Justificación, la Gracia y la Redención, la declaración de la superioridad del Sumo Pontífice, el reconocimiento de Santos y Mártires y el protagonismo de la misma con la reafirmación de la Transustanciación en la Eucaristía.
DECRETOS DE TRENTO
Entre los decretos del Concilio encontramos un establecimiento de condiciones para la elección de obispos y prohibición a estos y a los sacerdotes de tener otras ocupaciones, la instauración de la misa en latín, la reforma de las Órdenes religiosas y la introducción de la censura previa a través del Índice de Libros Prohibidos.
Los decretos trentinos se aplicaron en la Monarquía Hispánica, Francia, Países Bajos (conflicto por la obsesión contrarreformista de la Corona), Polonia (recatolización del reino, bastión católico y posterior difusión de las ideas contrarreformistas), los cantones suizos católicos, etc. Por otro lado, fracasaron los intentos de recatolizar Inglaterra y Suecia.
En la Monarquía Hispánica nos encontramos con Erasmistas y alumbrados en Castilla, protagonizando brotes en Sevilla y Valladolid en 1558 y 1562, exterminados posteriormente. Tras las expulsiones de los judíos en 1492 y de los moriscos en 1609, Los judeoconversos y los moriscos españoles fueron obligados a la asimilación del catolicismo, siendo perseguidos los que no lo hacían. Esto fue el objetivo de numerosas políticas de erradicación de la población conversa.
En Francia, por otro lado, aparecen la figura de los protestantes, llamados hugonotes. El Edicto de Nantes del año 1598 puso fin a las Guerras de Religión. Este edicto tenía como objetivo la reconciliación religiosa, garantizando la libertad de culto aunque el nivel de tolerancia hacia estas minorías era pésimo. Los católicos ingleses y suecos sufrieron continuas persecuciones y represiones, salvo en momentos señalados del reinado de Jacobo I Estuardo. En el Sacro Imperio se permitió, en Transilvania, la libertad de culto protestante. El Imperio Turco permitió la libertad cultural y religiosa para las minorías cristianas (ortodoxos) y judías.
La tolerancia religiosa se fue imponiendo en Europa a lo largo de los siglos XVII y XVIII, a través de un proceso de aceptación de la diversidad característica de las sociedades modernas y el reconocimiento de la esfera individual de libertad de toda persona. El final de la Guerra de los Treinta Años en la Paz de Wesfalia en 1648 abrió el camino a la convivencia entre las distintas confesiones religiosas en Europa, siendo reconocido el calvinismo como la tercera comunidad religiosa imperial. El pensamiento de John Locke (1689) fue capital para la asunción de la tolerancia religiosa en Europa, considerándose la religión como un acto de fe interior que no puede ser impuesto desde la violencia, no teniendo potestad en Estado para intervenir en él.
En Holanda, la tolerancia religiosa se produjo pese al fundamentalismo calvinista opuesto al entendimiento con la Monarquía Católica. En Europa, esta tolerancia religiosa fue una de las consecuencias de la Gloriosa Revolución inglesa del año 1688 que llevó al derrocamiento de Jacobo I. En Francia, Luis XVI promulgó el Edicto de La Tolerancia que autorizaba ls libertad de culto y que restituía los derechos a los protestantes.
En España, donde la inquisición solo fue abolida en 1834, el protestantismo, como otras formas de herejía y blasfemia, solo fue tolerado a partir de 1833, tras cuatro siglos de persecución y ciento cincuenta mil procesados. La Constitución de 1869 estableció la libertad de culto, también para los judíos. En 1871 apareció, en España, la Primera Iglesia Reformada. Uno de los aspectos de este modo de vida sacerdotal como el celibato no era, para nada, respetado por los integrantes de la Iglesia. La falta de compromiso con el celibato contribuyó a ofrecer al pueblo una visión corrupta de la Iglesia. Esta costumbre será interrumpida en el Concilio de Trento. Los fieles recurrían a la adoración de estos elementos en momentos de necesidad o miedo, ya sea por malas cosechas que producían hambrunas o por guerras. Se creó un Tribunal de vigilancia moral de la represión de ideas, y para secularizar los bienes eclesiásticos. Esta idea determinaba la no aceptación de la presencia física y divina de Cristo en la consagración del pan y el vino (consubstanciación). El Consistorio era, en realidad, una réplica de la Inquisición católica. De los hijos nacidos de este matrimonio tan solo sobrevivió la princesa María.