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Autor Tema: Diario de San Romero 21 de Enero de 1980  (Leído 2 veces)

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Desconectado 💕 Inocencia 💕

Diario de San Romero 21 de Enero de 1980
« on: 06 de Noviembre de 2024, 09:12:13 am »
Diario de San Romero 21 de Enero de 1980


Esta mañana, tuve reunión con el Senado Presbiterial para continuar y poner al día nuestro análisis sobre la situación del país y, sobre todo, para ver la actitud que, como Iglesia, debemos de tomar en la Arquidiócesis. Se expuso cómo hay en el ambiente una psicosis, como si todos esperaran próxima una guerra civil. La manifestación que han anunciado para mañana las Organizaciones Políticas Populares, ha causado mucha impresión y la expectativa casi equivale a una espera de la guerra civil. Hemos analizado la situación y es, ciertamente, grave, pero nuestro deber como Iglesia
es mantener esperanza y ser superiores a todas las falsas noticias y tratar de
vivir en la realidad y, sobre todo, en la conciencia íntima con nuestro Dios.

Inculcar ésto a nuestras comunidades es el deber primordial de esta hora.
Respecto a mi viaje a Bélgica, quedamos que nos vamos a reunir dentro de dos días, después de la manifestación, para ver cómo están las cosas y ver que conviene hacer. También se suspendió la reunión de pastoral que se había programado para mañana, en atención a este nerviosismo también.
Entre las visitas que llegaron, la del Diácono Pedro García, que me ha causado mucha desilusión. Después de haberlo formado en La Ceja, en Colombia, él se empeña en irse de la Diócesis porque cree que, en conciencia, no puede seguir las líneas pastorales de nuestra Arquidiócesis. Traté de convencerlo de su error y de que advirtiera, también, como en nuestra Arquidiócesis hay un sano pluralismo, donde caben todas las tendencias con tal que sean legítimamente pastorales. Sin embargo, está dispuesto a irse. Yo le puse dos condiciones; primera, que me dijera a qué Diócesis iba para dar un informe en conciencia y descargar así yo también mi responsabilidad; y segunda, que recuperara a la Arquidiócesis los gastos económicos que se han hecho en él.

Hubo también un contacto con los secuestradores del ex-Embajor de Sud África, quienes piden datos sobre el médico que anunciaron que podía ir a verlo. Aproveché de mandarles otros datos que conviene que ellos sepan en favor siempre de la liberación de este pobre secuestrado.
En la radio, a propósito de los comentarios, he tratado de presionar un poco para que no nos dejemos llevar de la cobardía; verdadera prudencia sí; censura, también, racional, pero que no dejemos los programas de los comentarios, ya que son de mucha utilidad para orientar a nuestro auditorio en este momento tan confuso.

El hecho más consolador de este día fue la celebración que tuvimos a mediodía en Apulo, en el Hogar Santa Teresita, donde se ha inaugurado el Seminario de vocaciones tardías. Un grupo de jóvenes que ya pensaban que era imposible para ellos el estudio del Seminario, han encontrado junto con el Padre Fabián, Vicario Episcopal de Chalatenango, una experiencia para poner al día sus estudios y poder continuar en estudios eclesiásticos. Fue hermoso el oírlos, la alegría de su esperanza renacida. 

Juntamente con esta experiencia, nos sorprendió la promesa de tres jóvenes, que durante varios meses han venido madurando la idea de constituir una comunidad,
con promesas de votos religiosos por un año, y a vivir encarnados en la comunidad de Ilopango. Otra experiencia que también vivimos es la de cinco Carmelitas que han dejado la Congregación, pero que continuarán unidas sin dejar su espíritu religioso y de servicio a las comunidades de la Arquidiócesis. Residirán en Guazapa y a mi regreso de Bélgica iremos a celebrar la ceremonia de su incorporación a aquella comunidad. También fue en esta ocasión en que el Espíritu Santo ha mostrado tantos dones, donde dí la confirmación a un estudiante novicio jesuita que tiene que irse a continuar su preparación a Panamá y que recibió en medio de aquel ambiente tan carismático esta preciosa dádiva del Espíritu Santo.

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