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Autor Tema: DE LO QUE VIVE EL HOMBRE_LEÓN TOLSTÓI  (Leído 17 veces)

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DE LO QUE VIVE EL HOMBRE_LEÓN TOLSTÓI
« on: 23 de Julio de 2024, 07:08:22 am »
DE LO QUE VIVE EL HOMBRE_LEÓN TOLSTÓI

"DeloQuevive""Deloque"
- I -
Un zapatero llamado ‘Simón’, que no tenía ni casa ni tierra de su propiedad, vivía con su esposa y sus hijos en una cabaña de campesino y se ganaba la vida con su trabajo. El trabajo era barato pero el pan caro y lo que él ganaba lo gastaba en comida. El hombre y su mujer no tenían sino un solo abrigo de piel de borrego para usarlo los dos durante el invierno e inclusive dicho abrigo estaba todo rasgado y raído y este era ya el segundo año en el que habían estado deseando comprar pieles de borrego para un nuevo abrigo. Antes de la llegada del invierno, Simón había ahorrado un poco de dinero: un billete de tres rublos yacía escondido en la caja de su mujer y clientes del pueblo le debían cinco rublos y veinte copeicas.
Así que una mañana se preparó para ir al pueblo a comprar las pieles de borrego. Se puso sobre la camisa el saco de tela de su esposa y sobre él se puso su propio abrigo de tela.
Puso el billete de tres rublos en su bolsillo, cortó una vara a la manera de bastón y salió después del desayuno. ‘Voy a recoger los cinco rublos que me deben’, pensó, ‘y con los tres que ya tengo tendré bastante para comprar pieles de borrego para el abrigo de invierno’.
Llegó al pueblo y tocó en la cabaña de un campesino, pero el hombre no estaba en
casa. La esposa del campesino le prometió que se le pagaría el dinero la siguiente semana, pero que ella por cuenta propia no se lo pagaría. Simón fue entonces a ver a otro campesino, pero este le juró que no tenía nada de dinero y ofrecía pagar únicamente veinte copeicas que debía por un par de zapatos que Simón había reparado. Simón intentó entonces comprar de fiado las pieles de borrego, pero el comerciante no le tuvo confianza.
‘Trae el dinero’, le dijo, ‘y entonces podrás llevarte las pieles. Todos sabemos lo
que es estar cobrando deudas’.
De modo que todo el negocio que el zapatero logró hacer fue obtener veinte copeicas por las botas que había reparado y llevarse un par de botas de fieltro que un campesino le dio para que le pusiera suelas de cuero.
Simón se sintió desolado. Se gastó las veinte copeicas en vodka y se encaminó hacia su casa sin haber comprado las pieles. Por la mañana había sentido la escarcha; pero ahora, después de haber bebido vodka, sentía calor inclusive sin un abrigo de piel de borrego.
Recorrió con dificultad el camino, golpeando con su bastón la tierra congelada, meciendo las botas de fieltro con la otra mano y hablándose a sí mismo.

‘Tengo calor’, se dijo, ‘aunque no tenga ningún abrigo de piel de borrego. Me tomé
unas gotas y estas recorren todas mis venas. No necesito pieles de borrego. Sigo igual y no necesito preocuparme por nada. Esa es la clase de persona que yo soy! ¿Qué me importa? Puedo vivir sin pieles de borrego. No las necesito. De seguro que mi esposa se va a irritar. Y a decir verdad ... es una vergüenza!; uno trabaja todo el día y luego no le pagan.
Pero basta! Si no me pagas el dinero te aseguro que yo te desuello, que me muera si no!
¿Cómo es eso? Él paga veinte copeicas cada vez! ¿Qué puedo hacer con veinte copeicas?
Bebérmelas - eso es todo lo que se puede hacer. No tengo nada, dice! Puede ser, pero ¿qué pasa conmigo? Tu tienes una casa, ganado y todo; yo sólo tengo lo que llevo puesto! Tu tienes granos de tu propia cosecha, yo tengo que comprar cada grano. Haga lo que haga, tengo que gastar tres rublos por semana solamente en pan. Llego a mi casa y encuentro que ya se acabó el pan y tengo que soltar otro rublo y medio. Así que paga simplemente lo que debes y basta de tonterías!’.
Para entonces ya casi había llegado al santuario ubicado al borde de la carretera. Al
levantar la vista, vio algo blancuzco detrás del santuario. La luz del día se desvanecía y el zapatero clavó la mirada sin poder determinar de qué se trataba. ‘No había ninguna piedra blanca aquí antes. ¿Será una res? No parece una res. Tiene una cabeza como la de un hombre, pero es demasiado blanca; ¿y qué podría estar haciendo un hombre allí?’
Se acercó de modo que la cosa resultaba ya claramente visible. Para su sorpresa, se
trataba realmente de un hombre, vivo o muerto, sentado y desnudo, recargado sin moverse sobre el santuario. El terror se apoderó del zapatero y pensó, ‘Alguien lo mató, lo desvalijó y lo dejó allí. Si me entrometo en esto, de seguro que voy a tener problemas’.
El zapatero entonces se fue. Pasó frente al sepulcro de modo que no podía ver al
hombre. Cuando ya había avanzado un poco, volvió la mirada y vio que el hombre ya no se recargaba en el sepulcro, sino que se movía como si estuviera dirigiendo su mirada hacia él.
El zapatero sintió más miedo que antes y pensó ‘¿Me regreso hacia él o sigo mi camino? Si me acerco algo espantoso puede suceder. Quién sabe quien será este sujeto! No vino a estos lugares para nada bueno. Si me acerco se me puede echar encima y estrangularme y no habrá modo de que escape. Y si no, será de todos modos un peso para mí ¿Qué puedo hacer por él? No le puedo dar mis últimas ropas. El cielo me asista para escapar!
El zapatero entonces se volvió apresuradamente, dejando el santuario detrás de él -
cuando de pronto le remordió la conciencia y se detuvo en la carretera.
‘¿Qué estás haciendo, Simón?’, se dijo. ‘Ese hombre puede estar muriéndose por
no tener nada y tu huyes asustado. ¿Eres tan rico acaso que tienes miedo de los ladrones?
Ay!, Simón, qué vergüenza!’.
Y entonces se volteó y se encaminó hacia el hombre.

- II -
Simón se acercó al forastero, lo miró y vio que era un joven, en buen estado físico, sin daños en el cuerpo pero que evidentemente estaba congelándose y espantado y que se había sentado allí, recargándose en la pared, sin voltear hacia arriba para ver a Simón, como si estuviera demasiado débil para levantar los ojos. Simón se acercó a él y entonces el hombre pareció despertarse. Volteando su cabeza, abrió sus ojos y examinó la cara de Simón. Esa sola mirada bastó para que Simón sintiera afecto por el hombre. Aventó las botas de fieltro al piso, se quitó su cinturón, lo dejó sobre las botas y se quitó su abrigo de tela.
‘No es hora de hablar’, dijo. ‘Vamos, ponte de inmediato este abrigo!’. Y Simón
tomó al hombre por los codos y lo ayudó a levantarse.
Mientras se sostenía, Simón vio que su cuerpo estaba limpio y en buenas condiciones, sus manos y pies bien proporcionados y su cara buena y amable. Puso su abrigo sobre los hombros del hombre, pero este no podía encontrar las mangas. Simón guió sus brazos hacia ellas y poniéndole bien el abrigo lo arropó con fuerza, apretando su cinturón en la talla del hombre. Simón inclusive se quitó su gorra agujereada para ponerla en la cabeza del hombre aquel, pero entonces sintió frío en su propia cabeza y pensó: ‘Yo soy calvo, en tanto que él tiene largos cabellos rizados’. Se volvió entonces a poner su gorra. ‘Será mejor darle algo para sus pies’, pensó; y entonces hizo que el hombre se sentara y lo ayudó a ponerse las botas. ‘Eso es, amigo, ahora muévete para que te calientes.
Después arreglaremos otros asuntos. ¿Puedes caminar?’.
El hombre se levantó y miró gentilmente a Simón, pero no podía decir ni una palabra.
‘¿Por qué no hablas?’ dijo Simón. ‘Hace demasiado frío para quedarse aquí, tenemos
que irnos a casa. Ten, toma mi bastón y si te sientes débil apóyate en él. Ahora, adelante!’
El hombre empezó a caminar y se movió con facilidad, sin retrasarse.
En tanto avanzaban, Simón le preguntó, ‘Y de dónde eres?’
‘No soy de esta región’
‘Así lo pensé. Conozco a la gente de por aquí. Pero ¿cómo fue que llegaste hasta el
santuario?’
‘No puedo decirlo’
‘¿Te maltrataron?
‘Nadie me maltrató. Dios me castigó’.
‘Desde luego que Dios manda en todo. Pero de todos modos tendrás que encontrar
comida y un lugar donde guarecerte. ¿Adónde quieres ir?’
‘Me da lo mismo’
Simón estaba asombrado. El hombre no hablaba como los pillos, sino dulcemente
y, sin embargo, no dio ninguna información acerca de sí mismo. Simón pensó ‘Quién sabe qué habrá pasado’. Y le dijo al extranjero: ‘Bueno, entonces ven a mi casa y por lo menos te calentarás un poco’.
Simón caminó así hacia su casa y el extraño se mantuvo junto a él, caminando a su
lado. El viento arreció y Simón sintió frío debajo de su camisa. Para entonces ya había pasado su borrachera y estaba empezando a sentir la helada. Siguió caminando jadeando y apretando el abrigo de su mujer a su cuerpo y pensó para sí: ‘Eso es - háblame de pieles de cordero! Salí para buscar pieles de cordero y regreso a casa sin ni siquiera un abrigo en mi espalda y, lo que es peor, traigo un tipo desnudo. No le va a gustar nada a Matrena!’ Y cuando pensó en su mujer se sintió triste; pero cuando miraba al forastero y recordaba cómo éste lo había visto allá en el santuario, su corazón estaba contento.

- III -
Ese día la esposa de Simón tenía todo listo desde muy temprano. Había cortado leña, traído agua, dado de comer a los niños, había comido su propia comida y habíase luego puesto a pensar. Se preguntaba cuándo debería cocer más pan, si en ese momento o al día siguiente.
Quedaba todavía un pedazo grande.
‘Si Simón comió algo en el pueblo’, pensó, ‘y no cena mucho quedará pan para otro
día’.
Pesó una y otra vez el pedazo de pan y pensó: ‘Ya no haré más el día de hoy.
Tenemos harina sólo para un pedazo más. Nos las arreglaremos para que dure hasta el viernes’.

De este modo, Matrena apartó el pan y se sentó a la mesa para remendar la camisa de su esposo. Mientras trabajaba, pensaba cómo estaría su esposo comprando las pieles para el abrigo de invierno.
‘Con tal de que el comerciante no lo engañe. El bonachón de mi esposo es demasiado simple; él no le haría trampa a nadie, pero a él cualquier niño lo engaña. Ocho rublos es mucho dinero -a ese precio debería conseguir un buen abrigo. No uno de piel curtida, sino un buen abrigo de invierno. Qué duro resultó el invierno pasado sin un abrigo caliente. No podía ni bajar al río ni ir a ningún lado. Cuando él salía se ponía todo lo que teníamos, pero ya no quedaba nada para mí. No se fue hoy muy temprano, pero ya es hora de que estuviera de regreso. Espero que no se haya ido de juerga!’
Apenas había Matrena pensado esto que se oyeron pasos en el umbral de la casa y
alguien entró. Matrena dejó su aguja en lo que estaba haciendo y salió al pasillo. Allí vio a dos hombres: a Simón y con él a un hombre sin gorro y con unas botas de fieltro puestas.
Matrena se dio cuenta de inmediato de que su esposo olía a alcohol.
‘Eso es’, pensó, ‘estuvo bebiendo’. Y cuando vio que no llevaba puesto ningún abrigo, que sólo tenía su saco, que no traía consigo ningún paquete, que estaba parado allí en silencio y que parecía avergonzarse, el corazón se le oprimió. ‘Se bebió el dinero’, pensó, ‘y se fue de parranda con un bueno para nada que ahora trae a la casa’.
Matrena los dejó pasar, los siguió y vio que el forastero era un joven delgado y que
llevaba puesto el abrigo de su esposo. No se veía ninguna camisa debajo del abrigo y no tenía gorro. Una vez que entró, se quedó de pie sin moverse y sin levantar la mirada, y Matrena pensó: ‘Debe ser un mal hombre - tiene miedo’.
Matrena frunció el cejo y se paró junto a la estufa esperando a ver qué harían.
Simón se quitó su gorro y se sentó en el banco como si todo estuviera perfectamente en orden.
‘Vamos, Matrena, si la cena ya esta lista, sírvenosla!’.
Matrena murmuró algo para sus adentros y no se movió, sino que se quedó donde
estaba, junto a la estufa. Vio primero a uno y luego al otro y sólo movió la cabeza. Simón se percató de que su esposa estaba anonadada, pero trató de hacer caso omiso de ello.
Haciendo como que no se daba cuenta de nada, tomó al forastero del brazo.
‘Siéntate, amigo’, le dijo, ‘vamos a cenar algo’.
El forastero se sentó en el banco.
‘¿No has cocinado nada para nosotros?’, preguntó Simón.
La furia de Matrena estalló. ‘He cocinado, pero no para ti. Me da la impresión de que
te bebiste el seso. Te fuiste a comprar un abrigo de piel de borrego y regresas sin siquiera el abrigo que llevabas puesto y de paso traes a la casa a un vagabundo desnudo. No tengo cena para borrachos como tú’.
‘Ya basta, Matrena. Mantén la lengua tranquila! Harías mejor en preguntar qué clase
de hombre...’
‘¿Me vas a decir qué hiciste con el dinero?’.
Simón hurgó en el bolsillo de su saco, sacó el billete de tres rublos y lo desdobló.
‘Aquí está el dinero. Trifonov no pagó, pero promete hacerlo pronto.’.
Matrena se enojó aún más; no había traído ninguna piel de borrego, pero en cambio
sí le había dado su único abrigo a un sujeto desnudo e inclusive lo había traído a su casa.
De mala gana recogió el billete que estaba sobre la mesa, para ponerlo a salvo, y
dijo: ‘No tengo cena para ustedes. No podemos estar alimentando a todos los borrachos desnudos del mundo’.
‘Ya estuvo bien, Matrena, controla la lengua. Primero oye lo que este hombre tiene
que decir!’.
‘Mucha sabiduría no escucharé de los labios de un borracho. Tenía razón en no querer casarme contigo - un borracho. La mantelería y la ropa que mi madre me dio te la bebiste; y ahora acabas de ir a comprar un abrigo y también te lo bebes!’.
Simón trató de explicarle a su esposa que sólo se había gastado veinte copeicas;
intentó decirle cómo había encontrado al sujeto - pero Matrena no estaba dispuesta a dejarle decir una sola palabra. Hablaba como papagayo y traía a colación cosas que habían sucedido hacía doce años.
Matrena habló y habló y por último se abalanzo sobre Simón y lo agarró por la manga.
Texto completo 👇
Texto completo de la obra en el
foro El Salvador de Antaño.
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Desconectado » Mr. Charles «

Re:DE LO QUE VIVE EL HOMBRE_LEÓN TOLSTÓI
« Respuesta #1 on: 23 de Julio de 2024, 09:55:36 am »
 
 Mis saludos para todos
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Desconectado 🐾•Manyula•🐾

Re:DE LO QUE VIVE EL HOMBRE_LEÓN TOLSTÓI
« Respuesta #2 on: 23 de Julio de 2024, 11:44:43 am »
Gracias por compartir obras clásicas de corte mundial.
Saludos y buen día.
"ManyuGracias" "Manyu" "Manyu"
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Desconectado ⊹⊱🌟Nicky🌟⊰⊹

Re:DE LO QUE VIVE EL HOMBRE_LEÓN TOLSTÓI
« Respuesta #3 on: 23 de Julio de 2024, 12:23:11 pm »
Hace ratos que leí esta obra.
Pondré el video para escucharla.
Gracias por compartir.
Buen día y feliz verano.
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Desconectado ⊹⊱🌟Nicky🌟⊰⊹

Re:DE LO QUE VIVE EL HOMBRE_LEÓN TOLSTÓI
« Respuesta #4 on: 23 de Julio de 2024, 12:24:03 pm »
Buena idea escuchar cuando ando aquí.
Buen día y feliz verano.
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Desconectado ☔Pulgarcita☔

Re:DE LO QUE VIVE EL HOMBRE_LEÓN TOLSTÓI
« Respuesta #5 on: 23 de Julio de 2024, 01:21:29 pm »
Apoyando temas interesantes.
Saludos y buen martes.
"Pulga" "Pulga"
Estoy:
Bien cansada
Bien decepcionada
Bien vacía. Bien harta
Bien rota. Bien fracasada
Bien hundida. Bien triste
En fin estoy bien

Papa Franci
San Romero
Santa Ana
Mundo
Reminiscencia
Salvadoreños
Sentimientos
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Desconectado ❄️Nerejda❄️

Re:DE LO QUE VIVE EL HOMBRE_LEÓN TOLSTÓI
« Respuesta #6 on: 23 de Julio de 2024, 05:24:15 pm »
Apoyando temas interesantes.
Gracias por compartir.
Saludos y feliz noche.
"Nere"
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Desconectado Invierno Azul

Re:DE LO QUE VIVE EL HOMBRE_LEÓN TOLSTÓI
« Respuesta #7 on: 23 de Julio de 2024, 09:31:25 pm »
Visitando y apoyando el tema.
Muchas gracias por compartir.
"Invie"
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Desconectado Boxinggirl

Re:DE LO QUE VIVE EL HOMBRE_LEÓN TOLSTÓI
« Respuesta #8 on: 19 de Agosto de 2024, 07:25:48 pm »
Gracias amiga por ese bello aporte.


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