José Valdés era un buen poeta, pero era un mejor prosista.
Manuel Andino, amigo íntimo del poeta Valdés, dice en un prólogo:
"A pesar de que Valdés ha sido más celebrado como poeta que como escritor, yo creo que valen más sus prosas que' sus versos.
"Cuando éramos adolescentes, José Valdés y yo salíamos a vagar a la caída de la tarde por las calles del barrio de Santa Lucía. El mencionado barrio era entonces uno de los más gratos rincones de Santa Ana: silencioso, fresco, discreto. Frente a la pequeña iglesia donde se adoraba a Santa Lucía y a San Antonio, había un parque rústico propicio a los idilios y a los ensueños. Había también diseminados por todo el barrio, muchos y bellos jardines, ricos en flores maravillosas. Al fondo, el cerro empinado y verde. A veces, caminábamos en silencio, soñando, o recitábamos versos de Rubén Darío, de Leopoldo Lugones, de Guillermo Valencia y de José Asunción Silva, que eran nuestros poetas predilectos.
Lugones, sobre todo, ejercía en Valdés una influencia cercana a la fascinación. En las primeras composiciones suyas se nota la huella del gran lírico argentino. Después se libró de esa influencia, siguiendo su propio camino.
"Una tarde, Valdés improvisó en el parque de Santa Lucía esta estrofa, que después engarzó en uno de sus poemas y que habla del sitio bello, de la hora dulce y del alma encendida. "Las horas han perdido su solar alborozo-todo parece lleno de una amable emoción- y la remota estrella me hace cantar de gozo-como si la tuviera dentro del corazón."
"Qtra tarde, Valdés me dijo: "En un sitio como éste quiero morir. "Entonces sólo dí a sus palabras una importante lírica. Pero veinte años después se cumplieron los deseos del poeta. Valdés murió en el barrio de Santa Lucía, cerca de los sitios que conmovieron tan hondo nuestros corazones juveniles."
El mismo Manuel Andino refiere que vino a Santa Ana, comisionado por el Presidente Quiñones para ofrecer a Valdés una posición en San Salvador y la contestación fué ésta: "En todas partes el cielo es azul. Y el que tiene algo interesante que decir al mundo lo dice por igual desde una metrópoli o desde una aldea. De manera que no salgo de Santa Ana."
Acosado por la exigencia de Andino, le confesó por último: "La verdad es que tiemblo a la idea de dejar a Santa Ana. Quiero a nuestra ciudad con un amor profundo. Estoy apegado a ella como un niño a su madre."