Hace mucho tiempo, en un reino lejano, vivía un joven príncipe llamado Lionel. Era el heredero del trono, pero no le gustaba la vida de la corte. Prefería explorar el mundo y vivir aventuras. Un día, decidió escaparse del castillo y viajar por el bosque. Llevaba consigo una espada, una capa y una bolsa de monedas.
Mientras cabalgaba por el bosque, se encontró con una anciana que le pidió ayuda. Ella le dijo que era una bruja y que había sido maldecida por un hechicero malvado. Le explicó que el hechicero le había robado su varita mágica y la había encerrado en una torre. Le suplicó al príncipe que le devolviera su varita y le prometió recompensarlo con un deseo.
El príncipe, que era valiente y generoso, aceptó ayudar a la bruja. Ella le indicó el camino hacia la torre, que estaba custodiada por un dragón. El príncipe se armó de valor y se enfrentó al dragón. Después de una dura batalla, logró vencerlo y entrar en la torre. Allí encontró la varita mágica de la bruja, que brillaba con una luz azul.
El príncipe tomó la varita y regresó al bosque, donde la bruja lo esperaba. Ella le agradeció por su ayuda y le dijo que podía pedirle cualquier cosa que quisiera. El príncipe pensó un momento y le dijo que deseaba conocer el amor verdadero. La bruja sonrió y le dijo que su deseo se cumpliría pronto.
Luego, la bruja le dio al príncipe una bola de cristal y le dijo que la mirara. El príncipe vio en la bola la imagen de una hermosa princesa, que vivía en un reino vecino. Ella se llamaba Elena y era la hija del rey. La bruja le dijo al príncipe que esa era su alma gemela y que debía ir a buscarla.
El príncipe se enamoró al instante de la princesa y le preguntó a la bruja cómo podía llegar a su reino. Ella le dijo que tenía que cruzar el río helado, que solo se descongelaba una vez al año, en la noche de Navidad. Le advirtió que el viaje era peligroso y que debía tener cuidado con los lobos, los bandidos y las trampas.
El príncipe no se dejó intimidar por los obstáculos y se despidió de la bruja. Montó en su caballo y se dirigió hacia el río helado, decidido a encontrar a su amada. Por el camino, tuvo que enfrentarse a muchos peligros, pero los superó con valentía y astucia. Finalmente, llegó al río helado, que estaba cubierto de nieve.
El príncipe esperó pacientemente a que llegara la noche de Navidad. Cuando las estrellas iluminaron el cielo, el río comenzó a derretirse y se formó un puente de hielo. El príncipe cruzó el puente y llegó al otro lado, donde estaba el reino de la princesa. Entró en la ciudad y se dirigió al castillo, donde se celebraba una gran fiesta.
El príncipe se mezcló entre los invitados y buscó a la princesa. La reconoció enseguida por su belleza y su gracia. Se acercó a ella y le habló con dulzura. La princesa se sintió atraída por el príncipe y le correspondió con una sonrisa. Bailaron juntos toda la noche y se enamoraron perdidamente.
Al final de la fiesta, el príncipe le pidió a la princesa que se casara con él. Ella aceptó sin dudarlo y le dio un beso. Los dos reyes, que eran amigos, se alegraron por la unión de sus hijos y les dieron su bendición. Así, el príncipe y la princesa se casaron y vivieron felices para siempre.
Tema: LIONEL Y ELENA SE CASARON Y COMIERON PERDICES (Leído 61 veces)
