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Autor Tema: Diario de San Óscar Romero_14 de abril_1978  (Leído 5 veces)

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Diario de San Óscar Romero_14 de abril_1978
« on: 21 de Marzo de 2023, 05:01:34 pm »
Diario de San Óscar Romero_14 de abril_1978

Viernes 14 de abril

Por la mañana mucho movimiento con la Comisión de Información y
de ayuda que se ha organizado para el caso de San Pedro Perulapán y del
departamento de Cuscatlán, hay problemas con el grupo que ocupa el Se-
minario, o mejor dicho, la Parroquia San José de la Montaña, ya que no
quieren someterse a la disciplina de la Comisión de Ayuda. Parece que
dirigidos por el Bloque Popular Revolucionario, pretenden hacer de este
alojamiento que se les ha prestado un lugar de operaciones para sus acti-
vidades políticas. Se les ha llamado la atención, ya que la Iglesia no quiere
confundirse con ninguna actividad de carácter meramente partidista, sino
que servir al necesitado con la caridad propia de la Iglesia, que es la del
Evangelio. Se ha logrado, por otra parte, que todos los laicos se convenzan
de la conveniencia de estar muy superiores a cualquier color político, a
cualquier agrupación u organización para poder servir desde la Iglesia como
institución jerárquica, a todos los hombres que necesiten su mensaje y su
salvación. Esto ha servido para purificar mucho el servicio con verdadero
sentido de Iglesia.

Tuve entrevistas con varios sacerdotes, ya que están llegando desde
toda la República para la reunión convocada por la Cooperativa Sacerdotal
que iba a ser en la Parroquia de San José de la Montaña, pero que por
prudencia, dada la vigilancia policial que tenemos enfrente, se acordó tras-
ladarla mejor la Parroquia de Cristo Redentor, en el final de la Calle Esca-
lón. Al mediodía, preocupados por los cristianos que ocupan la Catedral y
principalmente por el párroco de la Catedral, Monseñor Modesto López,
deliberamos que se podía hacer, ya que están sitiados por la policía y no
dejan entrar ni siquiera para llevarles alimento. Una comisión de maestros,
pertenecientes a ANDES, pidió la colaboración de la Iglesia ya que ellos
tienen alimento para esa gente, pero no hallan como llevarla. Me pareció
prudente ir primero a platicar con Monseñor López; me acompañó el señor
Obispo Auxiliar, Monseñor Revelo, pero tropezamos en la esquina de la
Catedral que da al Palacio Nacional, que allí está el que dirige, un teniente,
el operativo que rodea Catedral, y nos dijo que sentía mucho que no po-
díamos entrar sin comunicarse él primero con el Ministerio o con sus jefes
y me tuvieron esperando en el sol casi más de media hora. Cuando vi que
tardaba tanto, le dije que sentía mucho que me retiraba y que por la tarde
volvería, mejor. Lo mismo al pasar frente a la puerta del convento de Catedral
quise que me autorizara un policía que cuidaba ese ingreso y tampoco fue
posible; por lo cual, únicamente por teléfono pude comunicarme con Mon-
señor y darme cuenta que él está viviendo normalmente y que también los
que están refugiados en la Catedral, o mejor dicho, que han ocupado Ca-
tedral, están también sin novedad.

Monseñor Revelo fue esta tarde a entrevistarse con el Señor Presidente
de la República después de haber hablado conmigo y de promover que el
punto concreto que se le pedía era que se garantizara a estos campesinos
que ocupan la Catedral o que andan huyendo de sus cantones, se les die-
ran garantías de regresar y encontrar un ambiente pacífico, para empezar
a trabajar después de esa fuga obligada. El Señor Presidente accedió y dijo
que si salían de la Catedral en pequeños grupos, se le avisara la hora para
retirar inmediatamente el Ejército o la policía y también que garantizaba el
retorno tranquilo a los cantones a que pertenece esta gente.

Al mismo tiempo, en la tarde, los embajadores de las embajadas ocu-
padas por el Bloque Popular Revolucionario, o sea, Embajadas de Panamá,
de Venezuela, de Costas Rica y de Suiza dialogaron con la Comisión de
plática del Bloque. El Bloque presentó sus objetivos que le había llevado a
estas ocupaciones. En primer lugar, el retorno tranquilo a sus cantones; por
tanto, el retiro de toda fuerza militar y de toda actividad que pudiera
violentar la situación de su vida en los cantones. En segundo lugar, pedían
la libertad de los reos que han sido capturados, con motivo de estos ope-
rativos militares en aquellos cantones. Se pedía también la presión de los
embajadores ante el Presidente, para lograr estos objetivos, y también pedir
a sus respectivos gobiernos que dieran a conocer la situación del país.

Después de un largo diálogo entre los embajadores y el Bloque llega-
ron a acuerdos, pero el Bloque manifestó que tenía que consultar todavía
este último Acuerdo con sus jefes y dejaban para el día siguiente la reso-
lución definitiva. Si no hubiera sido por esta condición, los mismos emba-
jadores hubieran ido esa misma tarde a hablar con el Señor Presidente. Yo
les insistí en que era correcto apresurar ésto, porque era una noche más
que se les obligaba a los ocupantes a dormir mal cuando se podían evitar
incomodidades, y también que el día siguiente era sábado y que era más
difícil, audiencias y todos estos trámites oficinezcos. Sin embargo, se quedó
que hasta el día sábado, mañana, los embajadores serán avisados por la
Comisión del Bloque para concertar lo definitivo y poder así asistir a la
petición que hará el Cuerpo Diplomático, los cuatro embajadores, al Señor
Presidente.

Por la noche fui con Mons. Revelo a visitar a Mons. Modesto López en
Catedral y a los ocupantes de la Catedral, ya que en la audiencia de Mons.
Revelo con el señor Presidente, el Presidente, le dijo que podíamos ir a
Catedral siempre que quisiéramos, ya que él iba a avisar a la policía que
aún cuidaba aquel lugar. En la esquina, siempre, que da al Palacio Nacio-
nal, estaban las autoridades de ese cuerpo que vigila y nos hicieron dejar
allí el carro, y nos condujimos a pie, acompañados del coronel a la casa
conventual de la Catedral. Hemos hablado con Mons. Modesto López el
cual está tranquilo, normal y después fuimos a hablar con el grupo de los
que ocupan la Catedral. Hay buen espíritu, no hay enfermos de gravedad,
hay comida ya que de CARITAS les han proporcionado. Estuve aprove-
chando para dirigirles un poco una orientación cristiana a todos, llamándo-
les a la verdadera liberación que es la del pecado y a un amor a Jesucristo
que excluye todo resentimiento, todo odio, toda frase disonante del cristia-
nismo. Luego platicamos con los dirigentes, son unos cinco muchachos, con
quienes compartimos las noticias que les traíamos, tanto de la reunión de
embajadores como de la entrevista con el Presidente. Ellos esperan órdenes
de sus jefes para desocupar la Catedral, lo cual no sucederá mientras no
tengan garantía de conseguir sus objetivos. Por lo cual, aunque abrigan las
esperanzas de que todo se arregle mañana sábado, sin embargo, creen que
puede prolongarse esta toma de la Catedral.

Se nota en ellos que no hay mal espíritu contra la Iglesia, pero que
tampoco les interesan mucho los intereses de la Iglesia en cuanto a su
celebración del domingo y que prefieren sus intereses del grupo de orga-
nización que tienen. Me pidieron que les celebrara al día siguiente la Misa,
lo cual les prometí. Cuando salíamos, después de un largo rato, todavía
estaba el coronel que nos condujo con otros policías y nos hizo ver que se
había prolongado bastante, a lo cual le dijimos: "No tiene nada de extraño,
ya que estábamos en nuestra propia casa" y que había también mucho que
hablar a fin de convencer para una situación que evitara la violencia; que
nuestra visita había sido, pues, de beneficio para el Rector de la Catedral
y para el grupo que está ocupándola. Nos dijo el coronel, que nos había
acompañado desde el carro hasta la puerta del convento cuando entramos,
porque se oía decir que iban a tirarme una bomba y por eso me había
amparado. Evidentemente, noté que era una exageración, de esas que se
acostumbran para justificar muchas acciones militares. Me ofrecía también
mandarme custodiado para que no me pasara nada en el camino de regre-
so. Le agradecí, pero le dije que no era necesario. Y me dirigí al Externado
San José donde, convocado por el Socorro Jurídico, se encontraba allí un
grupo como de quince, más o menos, abogados y estudiantes del derecho,
que se habían convocado en una circular que yo firmé, para continuar este
impulso esperanzador de los hombres de la ley que quieren colaborar con
un sentido más noble de su noble profesión. Me dio mucho gusto que
todavía a las diez de la noche, cuando llegué, estaban trabajando con mucho
entusiasmo. Ya habían oído en audiencia a los encargados de la comisión
de ayuda, que venían a pedirles una intervención para solucionar estos
asuntos de las ocupaciones y otras ayudas jurídicas que podían ellos pres-
tar a la situación. He notado mucho sentido del derecho y una lamentación
de la situación a que ha llegado en nuestro país el derecho conculcado. Y
están dispuestos a hacer respetar el imperio de la ley y, en concreto, se
habló de la petición de Amnistía para los reos políticos que han caído en
esta operación militar del departamento de Cuscatlán; así como también
del estudio de la Ley de Orden de Garantía que está siendo la que tantos
malestares, tantos atropellos en nuestros campesinos y en nuestras ciuda-
des también. En una palabra, una organización de juristas que, primero
Dios, ha de florecer en una gran esperanza de nuestro pueblo.

Fuente: Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Su Diario, páginas; 17-20
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