La mayoría de las personas con discapacidad intelectual no tienen prejuicios, por lo que logran conocer a alguien de forma directa. Los prejuicios hacen que tengamos una opinión o idea previa de alguien, pero cada persona es única y auténtica, por lo que siempre podemos evitar que los prejuicios nos limiten en nuestro contacto y en la apertura que tenemos hacia los demás.
Aunque siempre hay excepciones, nos resulta admirable su honestidad y sinceridad. Son directos y transparentes. La sinceridad con nosotros mismos y con los demás conlleva paz y beneficia en nuestras relaciones con los demás. Sobra decir que en estos tiempos, es uno de los valores más preciados, y es que ser honesto conlleva habitualmente no tener miedo y ser valiente frente a situaciones complicadas. O bien, desconocer por completo las consecuencias de nuestros actos y nuestras palabras, debido a nuestra inocencia.
Las personas con discapacidad intelectual nos enseñan a estar pendientes de los demás, de valorar su cariño y su compañía. Son capaces de establecer fuertes lazos de amistad y convertir una simple amistad en un vínculo que dura toda la vida, más allá de sus diferencias. Son capaces de identificar a las personas más débiles y que necesitan más ayuda, para volcarse en ayudarles. Valoran la ayuda de los demás y el grupo, por encima de todo.
Continuaremos en un proximo tema, espero hayan tenido la suerte de conocer a una persona especial.