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Autor Tema: Homilías de San Romero 21 de abril_30 de abril de 1979  (Leído 9 veces)

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Homilías de San Romero 21 de abril_30 de abril de 1979
« on: 23 de Diciembre de 2022, 02:29:22 am »
Homilías de San Romero 21 de abril_30 de abril de 1979



SABADO, 21 de abril de 1979
Tuvimos, como todos los sábados, nuestro desayuno de consulta con
los medios de comunicación social. Estudiamos ciertas solicitudes que ha-
cen organizaciones de obreros, de campesinos para tener campos pagados
en la emisora católica. Así también, la Comisión de Derechos Humanos de
El Salvador pide un espacio en nuestra radio. Se admitió, pero exigiendo
también la censura de todo lo que se publique. Se planificó para el lo. de
Mayo, programaciones especiales en que se dé a conocer la doctrina de la
Iglesia, sobre el obrero, sobre el trabajo. Se citarán textos, que están muy
numerosos, del Papa Juan Pablo hablando principalmente a los obreros. En
esta reunión también consulté la actuación que debe tenerse en Roma con
motivo de mi próximo viaje y de la entrevista que, primero Dios, tendré
con el Santo Padre.
Se hicieron revelaciones muy graves acerca de la connivencia de ciertos
actos violentos y asesinatos, connivencia con el Gobierno. Este caso era el
intento de asesinato del doctor Méndez, miembro de la Comisión de Dere-
chos Humanos, que actualmente se encuentra herido de una pierna, donde
le alcanzó un balazo cuando tirándole a matarlo. Para mañana, si Dios
quiere, por la noche, haré una visita a este colaborador que ha enfrentado
el riesgo próximo de un asesinato en su propia vida.
Se habló también de otros trabajos de los medios de comunicación so-
cial. Hacia las once y media tuve una entrevista de prensa con el señor
Lewis Wilton miembro de la Prensa Asociada, en nombre de la cual me
hizo la entrevista, sobre la situación de la Iglesia en este país y sobre
algunos puntos doctrinales de nuestra pastoral.
Invitado por el Padre Modesto Villarán, fui a Candelaria, Cuscatlán a
celebrar la Misa del papá y mamá del Padre Villarán, quienes cumplen 50
años de casados. La fiesta se hizo más interesante porque un hermano del
Padre Villarán con su señora se arrodillaron al lado de los festejados, por-
que también ellos eran festejados al cumplirse precisamente en este día,
veinticinco años de vida matrimonial.

DOMINGO, 22 de abril de 1979
Anuncié en la homilía de Catedral el programa de predicación durante
la pascua. Iremos viendo los diversos bienes pascuales, es decir, todas aquellas
riquezas de la redención que las lecturas bíblicas nos van proponiendo.
Para este domingo señalé "EL DON DEL ESPIRITU SANTO", dado por
Cristo el mismo día de la resurrección. Segundo, "EL DON DE LA FE", en
el episodio de Tomás y en la segunda lectura donde Juan nos habla que
esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe. Y el tercer don "EL
AMOR SOBRENATURAL QUE CREA LA VERDADERA COMUNIDAD CRIS-
TIANA". Lamentablemente, también hoy hubo interferencias de la radio
católica, que no permitieron una trasmisión limpia de nuestra homilía, pero
la emisora se ha inventado la manera de trasmitirlo después de la Misa en
la planta de la antena.

Después fuí a San Pedro Perulapán donde varias veces he fallado por
dificultades imprevistas. Hoy fui a renovar con aquella comunidad parro-
quial los compromisos bautismales y de la confirmación. Les expliqué el
sentido de la pascua y de la comunidad cristiana que vive de ese misterio.
Sentí mucho no quedarme al almuerzo con el padre, a pesar de las insis-
tencias de él, pero siguiendo recomendaciones muy sabias, no quise ir a
comer a un comedor público donde estaba preparado el almuerzo.
Noté, además, en el Cuartel de la Guardia Nacional, ciertas vigilancias
que me parecieron inconvenientes seguir formentando con mi presencia en
el pueblo.
Por la noche, celebré la Santa Misa en la parroquia de la Resurrección,
Colonia Miramonte, donde los padres agustinos, siguiendo tradiciones de
los párrocos anteriores, celebraron como fiesta patronal y después de la
Misa ofrecieron un ágape fraternal a toda la comunidad. El tema de la
predicación fue "La comunidad parroquial continúa, bajo el soplo de Cristo
Resucitado, la misión de la Iglesia que Cristo le confió". Misión que supo-
ne cruz y martirio, como lo testimoniaba el sepulcro del Padre Navarro,
párroco asesinado en su misma parroquia, pero que es dolor que luego es
asumido en la transformación en la victoria de Cristo resucitado, como él
asumió su cruz y sus humillaciones en el mérito glorioso de su resurrec-
ción.
Después de Misa fui con el Padre Moreno y el señor Cuéllar a visitar
al doctor Méndez, que fue en esta semana víctima de un atentado contra
su vida. Gracias a Dios, el doctor solo sacó un balazo en la pierna y está
recuperándose con bastantes probabilidades de que pronto estará muy bien.
Se que este atentado fue inspirado por maniobras del mismo Gobierno, lo
cual el mismo doctor no lo sabe.

LUNES, 23 de abril de 1979
Una breve conversación con el Padre Rafael Palacios, párroco de San
Francisco, en Mejicanos, y con la religiosa belga, María. Pudimos constatar
que en el trabajo pastoral de aquella parroquia se encuentra bastante
infiltración política y que el padre está dispuesto a limpiar toda esa inter-
ferencia, para aparecer una parroquia verdaderamente pastoral.
Fui a Chalatenango para conversar con los seminaristas menores y al-
morzar con ellos. Fue un diálogo muy cordial y muy interesante en el cual,
al final, participaron también las religiosas de La Asunción que forman
comunidad en aquella parroquia.

Al regresar tuvimos una reunión con Monseñor Urioste, el Padre Pedraz,
encargado de la radio, y el Padre Moreno, del Secretariado de Comunica-
ción Social. El punto principal fue tratar sobre las interferencias de la YSAX.
Se acordó que el Padre Pedraz, como encargado con la radio, junto con
Monseñor Urioste, irán a ANTEL llevando una nota para pedir una solu-
ción eficaz a este problema.
Mañana tendremos, después de ésto, una reunión para ver que se hace,
teniendo en cuenta la conversación tenida con el presidente de ANTEL,
que será visitado mañana.
Por la noche, una interesante reunión en la Parroquia de San Sebastián,
de Ciudad Delgado. El párroco, Padre Juan Antonio Gutiérrez, me invitó a
tener una reunión con los dirigentes de aquella pastora, pero al llegar me
encontré la Iglesia completamente llena de fieles, con los cuales tuvimos
que hacer la reunión, invitándoles a comprender cuál es la verdadera mi-
sión y figura de la Iglesia y, a partir de esa verdad, discutir la división que
hay entre los fieles de dicha parroquia. Se expresaron en unas participacio-
nes muy francas los sectores tradicionales y los elementos de renovación
que, bajo el título de "Familia de Dios", trabajan en la pastoral tal como la
Arquidiócesis la ha perdido. Fueron muy útiles todas las intervenciones.
De mi parte, recomendé varias veces la unidad, el sentido trascendente del
trabajo de la Iglesia y, sobre todo, estudiar cada vez más que es la Iglesia,
para concretar nuestro trabajo pastoral a construir la verdadera Iglesia de
Jesucristo.

MARTES, 24 de abril de 1979
Fui a Santa Tecla por la mañana a confesarme y a visitar al Padre
Isidro, que sufrió un accidente cuando viajaba para Santa Ana; gracias a
Dios, no ha sido muy grave y ya está en vías de recuperación. Después de
pasar brevemente por las oficinas del Arzobispado, me fui a Domus Marie
a participar en la reunión de lo Cooperativa Sacerdotal. Había una asisten-
cia de sacerdotes muy numerosa y los directivos de la Cooperativa infor-
maron ampliamente sobre el florecimiento económico de nuestra Coopera-
tiva Sacerdotal, "ARS".
Por la tarde, preparé con Monseñor Urioste la entrevista que se trans-
mite por radio todos los miércoles a la una de la tarde. Entre los temas
sobre los que dialogamos se encuentra mi viaje a Roma, impresiones so-
bre la reunión de obispos en Costa Rica; también se habló sobre las
interferencias de la radio y un diálogo que este día ha tenido Monseñor
Urioste y el Padre Pedraz, encargado de la radio, con el señor presidente
de ANTEL.

MIÉRCOLES, 25 de abril de 1979
Toda la mañana la dedicamos a la reunión del Consejo de Pastoral.
Vinieron los diez vicarios y las representaciones de religiosas y de laicos
que trabajan en la pastoral. Se va perfilando cada vez más este Organismo
en el cual tengo muchas esperanzas para la coordinación y la animación de
la pastoral en todas las Diócesis.
Las religiosas del Colegio de la Sagrada Familia tuvieron la bondad de
darnos un refrigerio y así pudimos llegar nuestra reunión hasta la una y
media de la tarde.
Monseñor Urioste, Vicario General, y el Padre Pedraz, como encargado
de la radio, fueron recibidos en audiencia con el Ministro de Interior; el
asunto de la audiencia es la interferencias que se están haciendo a nuestra
radio católica. Hoy por la mañana, en el desayuno, nos reunimos con el
Padre Pedraz, el Padre Moreno, Monseñor Urioste y el bachiller Cuéllar
para tratar el mismo asunto de las interferencias, después de haber asistido
el padre Pedraz y Monseñor Urioste a una entrevista con el presidente de
ANTEL. La atención del señor presidente de ANTEL fue muy exquisita y
prometió hacer todo lo posible por evitar estas interferencias. Nos informa-
ron de un diálogo muy interesante, en el cual también Monseñor Urioste
hizo ver al señor Ministro la popularidad de nuestra radio y la ofensa a los
derechos de expresión que supone todo atropello a nuestra Emisora.

JUEVES, 26 de abril de 1979
Ha sido un día de preparación para mi viaje a Roma. Sobre todo, llevo
una recopilación de documentos y de testimonios de solidaridad con la
Arquidiócesis, por si es necesario en Roma tocar este punto. Pero voy, más
bien a escuchar ya que se han dado bastantes informes de nuestra situa-
ción.
Ha habido muchas visitas de despedida y hay bastante canno en la
gente. En la tarde estuve con los seminaristas mayores y menores. Después
de expresarles mi admiración por la vocación que el Señor nos ha dado,
pedía ser fieles y leales con esa vocación recibida de Dios. Continuó una
serie de preguntas, principalmente, cuando se trató de la pastoral de nues-
tra Semana Santa. Es consolador ver como nuestros muchachos en el Semi-
nario, compartiendo la vida pastoral con las comunidades de base, se iden-
tifican, pero llevándoles el pensamiento del Evangelio y de su Iglesia. Celebré
la Eucaristía también con los padres del Seminario y con el pleno de los
muchachos en la capilla. En la predicación resalté la juventud como signo
de renovación, de inquietud, de exhaltación a las cosa audaces. Les invita-
ba a orientar con criterio evangélico y cristiano y especial todos esos ím-
petus juveniles, para ser que su juventud sea una continua pascua ¡Un
Cristo que resucita para no morir más!
He llegado hasta muy noche preparando la valija para mañana.

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Homilías de San Romero 27 de abril_30 de abril de 1979
« Respuesta #1 on: 23 de Diciembre de 2022, 02:30:39 am »
Homilías de San Romero 27 de abril_30 de abril de 1979

VIERNES, 27 de abril de 1979
Después de celebrar la Santa Misa en el Hospital de la Divina Provi-
dencia, en un carro de las madres dominicas de La Anunciata, fui llevado
al campo de aviación; donde tomé la TACA que me condujo a Guatemala
donde me esperaba la provincial de la congregación, que me ha obsequiado
este viaje hacia Roma y en el avión IBERIA nos dirigimos, hacia el medio-
día hacia España, Hicimos escala en Managua, luego en Santo Domingo,
donde tuvimos que esperar tres horas porque había algún desperfecto en el
avión, pero no era sustancial. Pudimos recorrer la amplia tienda libre de
aquel aeropuerto. Y ya muy tarde, casi anocheciendo salimos para España.
Vuelo sin novedad, sobre el mar toda la noche. Se distrae la atención de los
viajeros con películas, con comidas y, por el retardo, llegamos a Madrid
hacia el mediodía, después de una noche sumamente breve ya que vamos
al encuentro del día en este vuelo hacia Europa.
No pudimos empalmar ...

Sábado 28 de abril de 1979 (continúa)
La noche en que uno vuela de América a Europa es una noche suma-
mente breve. Y ya amanecimos el sábado 28 de abril en Madrid; por el
retardo que tuvimos en Santo Domingo, es ya el mediodía de este sábado.
Y por haber perdido la combinación de avión que nos llevaría a Roma, por
el retraso sufrido en Santo Domingo, se nos dá un vuelo en ALITALIA,
pero con el descuido de no habernos embarcado nuestras dos vasijas. Al
darnos cuenta en Roma, a donde llegamos como a las 3 de la tarde, recla-
mamos en ALITALIA, la cual únicamente nos prometió hacer el reclamo a
Madrid. Pero no contentos con esperar el resultado de un reclamo, pensa-
mos que en los vuelos subsiguientes podía llegar esa misma tarde nuestro
equipaje y así pasamos esperando hasta la diez de la noche en que llegó el
último vuelo sin traer nuestro equipaje. Entonces sí encarecimos al señor
encargado de ALITALIA que hiciera el reclamo y que nos urgían nuestra
valijas. Nos prometió enviarlas a nuestro hospedaje cuando llegaron.
En un taxi de un señor ya bastante de edad, pero muy amable, nos
condujo a la casa de las madres dominicas de la Anunciata que tienen en
Monte Mario para huéspedes. Todavía encontramos algunos obispos espa-
ñoles que estaban cenando, pues habían llegado tarde como nosotros y así
pudimos compartir la cena que no habíamos tomado.

Así transcurre otro día verdaderamente dichoso, porque encontrarme
en Roma, para mí, siempre es una bendición del Señor.

Domingo, 29 de abril de 1979
¡Este amanecer en Roma evoca tantos recuerdos! Estos paisajes que yo
conocí cuando estudiaba mi Teología, cuando me ordené sacerdote y viví
mis primeros meses sacerdotales, es una renovación para mi espíritu. Aho-
ra, con nuevas responsabilidades, siento que Roma es una bendición del
Señor que confirma mi misión, mi trabajo, que Dios comparte dándome esa
dicha de poder colaborar humildemente en la implantación de su Reino en
el mundo.
Es el día de la beatificación del Padre Francisco Coll, fundador de las
religiosas dominicas de la Anunciata. Pero hasta hoy me doy cuenta que no
solamente él será beatificado, sino el Padre Labal, un francés que trabajó
en la evangelización de los negros liberados de la esclavitud. Las dos figu-
ras, dos grandes misioneros, dos grandes evangelizadores. El Papa destacó
en su homilía esta característica que coincide con sus principales preocupa-
ciones de la catequesis, para lo cual prepara un próximo documento toma-
do del Sínodo de 1977, que fue precisamente sobre la catequesis.
Como no tenía ropa, pues mi valija no ha llegado, un obispo, el señor
obispo de Tarragona, me prestó una sotana y una faja que me quedaron
exactamente a mi medida. Una providencia también del Señor porque así
pude entrar con los obispos a un puesto muy distinguido en la ceremonia
de la beatificación.
He visto de cerca al Santo Padre, he gozado con aquel coro, con aque-
lla participación del pueblo. No hay duda que la renovación litúrgica ha
cambiado notablemente el triunfalismo de otros tiempos en una verdadera
asamblea de oración, de reflexión.
El Papa, con su sencillez característica, sin silla gestatoria, caminando
con todos los concelebrantes, es objeto de un entusiasmo cada vez mayor.
A la hora de la beatificación se descubre, como siempre, en la gloria de
Bernini, las dos imágenes de los dos nuevos beatos y son saludados con un
caluroso aplauso y con el Te Deum, mejor dicho con el canto del Gloria a
Dios en el Cielo. Luego siguen las lecturas. Se leyó la primera lectura en
español en honor al Padre Coll; la segunda, en francés, en honor al beato
Labal y el Evangelio en latín.
El Papa pronunció una preciosa homilía en que unió las glorias de los
dos beatos y las orientó hacia la preocupación actual de la Iglesia, que es
la verdadera evangelización y la catequesis de los hombres.
Cuando salíamos era ya casi el medio día. El Papa, a pesar del cansan-
cio de la ceremonia, tuvo una audiencia para las dominicas y para todos
aquellos que se han interesado y participan en esta beatificación. Y a las
doce, un poco pasadas, se asomó como de costumbre al balcón de su ha-
bitación desde donde dirigió nuevas palabras en torno al concepto de la
catequesis y de los dos ejemplos de evangelizadores que eran los dos nue-
vos beatos. Dijo que para él era un día sumamente importante porque, por
primera vez, hacía este servicio de pontífice a la Iglesia, de darle dos nuevos
ejemplares de santidad y esperaba que fueran sus grandes protectores en el
cielo. El discurso fue interrumpido varias veces por el aplauso de aquella
plaza que estaba completamente llena. Al final evocó cosas concretas de la
semana, felicitó, se unió en oración a muchas intenciones de Roma y del
mundo. Mencionó los conflictos de Uganda y de otras partes del mundo
pidiendo oraciones por la paz. Y así rezamos con esta motivación el Regina
Celi, que es la oración del medio día a la Virgen, en el tiempo pascual.
Al regresar a la casa de las hermanas dominicas encontré varias perso-
nas conocidas entre las religiosas, obispos y sacerdotes, ya que las herma-
nas habían convidado para una recepción y un almuerzo que resultó suma-
mente fraternal y animado.
La tarde la dediqué al descanso y por la noche, después de cena, salí
para conocer la ruta que me conecta con la Plaza Risorgimento, que ocu-
paré para mis diligencias en Roma. Es un camino sumamente breve desde
el hospital de la Universidad Gemeli, donde tiene su terminal la ruta 50,
hasta Piaza Risorgimento que está muy cerca del Vaticano donde también
tiene su terminal. Me parece, pues, un servicio muy útil para mi situación.
Después de dar una vuelta por la Plaza de San Pedro, ya no se ve ilumi-
nada la ventana de la habitación del Papa; parece que está en reparación
y él vive en otro lado. Regresé con la satisfacción de haber vivido un día
tan lleno y feliz en esta Roma inmortal.

Lunes, 30 de abril de 1979
La provincial de Centroamérica de las hermanas Dominicas, la Madre
Nieves, me dá la grata noticia de que ya contestaron de ALITALIA que ya
me encontraron las valijas y que ella irá a recogerlas al aeropuerto. Yo salí
hacia el Vaticano para ver el resultado de mi solicitud de audiencia con el
Santo Padre.
Una lluvia torrencial me impidió caminar más rápido y luego me en-
contré, sorpresivamente, con la casa donde fabrican sotanas y se venden
todos estos asuntos eclesiásticos y perdí gran parte de la mañana en este
negocio que, por otra parte, fue muy oportuno para dar tiempo de que me
hagan dos nuevas sotanas.
Compré un traje clergyman y fui al Vaticano, donde lamentablemente
no encontré al prefecto de la casa pontificia, quien tendría la razón que
darme acerca de la audiencia. Solamente me dijeron que preguntara al día
siguiente.
Esta tarde, en un teatro dominico, se representó en una forma muy
artística, aspectos de la vida del nuevo beato dominico, el Padre Francisco
Coll. Los números eran representados por jóvenes de Barcelona la mayoría.
Y de ahí nos dirigimos a la Iglesia de los dominicos, en la Plaza Mi-
nerva, donde concelebramos, presididos por el Cardenal de Barcelona, unos
sesenta entre obispos y sacerdotes, y la Iglesia completamente llena de
religiosas y de peregrinos que habían venido a la peregrinación, a la
beatificación del Padre Coll. Fue impresionante esta concelebración y un
nuevo motivo de santificación para la congregación fundada por este ilus-
tre dominico. Por mi parte, sentí la alegría de esta vida de la Iglesia que
siempre es fecunda en santidad.
Por la noche nos mostraran, en la cena, más de ciento cincuenta retra-
tos tomados en la ceremonia de la beatificación para que señaláramos los
que quisiéramos comprar; pero como son sumamente caros, más de tres
dólares cada uno, había que limitarse en las peticiones.

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