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Autor Tema: Homilías de San Romero 9 de enero_ 19 de 1979  (Leído 4 veces)

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Homilías de San Romero 9 de enero_ 19 de 1979
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Homilías de San Romero 9 de enero_ 19 de 1979



MARTES, 9 de enero de 1979
Continúa en el Seminario San José de la Montaña la semana de iden-
tidad sacerdotal. En la mañana continuó el plenario sacando conclusiones
y dialogando sobre temas muy interesantes de nuestra pastoral, de las re-
laciones obispo-presbíteros y muchos aspectos de nuestra pastoral concreta.
En seguida, el padre Jesús Delgado dio la interpretación teológica de la
encuesta que estamos estudiando. Vista teológicamente, esta encuesta, apa-
rece muy rica de detalles de nuestra pastoral.
Al mediodía, tuvimos una reunión pro-seminario en la que estuvieron
presentes: La Comisión de Seminario, párrocos que tienen seminaristas de
sus parroquias y el equipo de formadores del Seminario. Se habló princi-
palmente de los seis alumnos de la Arquidiócesis que el equipo trata de
eliminar de la vida del Seminario y que los párrocos y las comunidades
defienden por conocerlos como esperanzas muy grandes para la Iglesia en
sus trabajos pastorales de pueblos y cantones. El equipo de formadores se
comprometió a estudiar de nuevo el problema de estos seis seminaristas y
el Padre Sigfredo quedó encargado de concertar una nueva reunión para
conocer los resultados.

MIÉRCOLES, 10 de enero de 1979
Hoy fue el tercer día de la semana de identidad sacerdotal. El tema
central estuvo a cargo del Padre Torruella, para darnos una interpretación
pastoral de la encuesta. Fueron muy interesantes los aspectos pastorales y
elogiaron el interés de todos por buscar la verdadera postura de la Iglesia
y solidarizarse con la línea que por una historia de promoción se comenzó
a llevar ya desde los tiempos de Monseñor Luis Chávez y González y que
ha sido continuada por el actual Arzobispo. La discusión del plenario tam-
bién muy interesante, provando el tema sobre "la búsqueda del verdadero
concepto de pobreza". Por mi parte, opiné que me parecía que todo era
asunto de conversión, que era pobre aquel que estaba convertido a Dios y
ponía en Dios toda su confianza y que es rico el que no se ha convertido
al Señor y pone su confianza en los ídolos, que son: El dinero, el poder, las
cosa de la tierra. Y que todo nuestro trabajo debe ser convertirnos y con-
vertir hacia ese sentido de pobreza auténtica a todos los hombres. Pues
Cristo dijo que el secreto está en que no se puede servir a dos señores, a
Dios y al dinero.
Por la noche acudí a una cena con las hermanas del Colegio de La
Asunción. La comunidad está aumentada por religiosas que han venido de
Santa Ana y de Guatemala a tomar parte en un curso de educación.

JUEVES, 11 de enero de 1979
En la semana de Identidad Pastoral este día está consagrado a una
síntesis. Los grupos por vicarías trabajan buscando en toda la riqueza de
los tres días anteriores, una síntesis para proponer en el plenario. El cual
resultó sumamente rico, ya que las ideas han sido muy abundantes y ha
habido sugerencias para el carácter pastoral, para vivir nuestro sacerdocio
en verdadera identidad al servicio de nuestro pueblo.
Aproveché las reuniones de grupos menores para atender varias au-
diencias. La principal fue la del mediodía del señor Embajador de Venezue-
la, con el cual compartimos largamente haciendo recuerdo de mis antiguos
compañeros venezolanos con quienes en Roma congeniábamos quizá más
que con ninguna otra colonia. También el Embajador se mostró muy inte-
resado en conocer la situación de nuestro país y de nuestra Iglesia.
Por la noche acudí a bendecir la casa del doctor Guerra, un profesional
muy amigo, que celebra su catorce aniversario de matrimonio y, al mismo
tiempo, cumpleaños de su señora.

VIERNES, 12 de enero de 1979
Hemos llegado al final de la reflexión de identidad sacerdotal. Todavía
el plenario de ayer continuó por largo rato esta mañana. Después del cual
fue mi participación que aproveché para agradecer, felicitar y animar a los
queridos hermanos sacerdotes. Y como tema de mi reflexión tomé los di-
versos capítulos que señala el Directorio para el Ministerio de los Obispos,
diciéndoles a los sacerdotes cómo me alegraba de encontrar maravillosas
incidencias entre los puntos que hemos encontrado en nuestra reflexión de
la semana con las indicaciones que, bajo los diversos aspectos del Ministe-
rio Episcopal, señala a los Obispos nuestra Santa Madre Iglesia. Presenté
como lo hace el Directorio, una perspectiva de la Iglesia, según la cual ha
de ser modelado a nuestra identidad sacerdotal. Luego, los oficios de maestro
en la fe que junto con los sacerdotes tenemos que vivirlo, vigilando para
que nuestra predicación y nuestra doctrina sea siempre la verdadera doc-
trina de Cristo. Como Ministro de la Liturgia, junto con los sacerdotes,
tenemos que santificar y toda nuestra liturgia tiene que ser digna y tiene
que respetar el sentido jerárquico y, por tanto, de obedecer las normas que
hagan de nuestro culto, de la administración de nuestros sacramentos, de
la celebración de nuestra Misa, un verdadero acto de obediencia racional a
la disciplina de la Iglesia, buscando siempre el mejor bien y edificación del
pueblo. Hablé aqui, también de la religiosidad popular tan rica entre noso-
tros, de nuestra devoción personal, de nuestro cuidado de que los sacra-
mentos también nosotros sepamos aprovecharlos en nuestra vida indivi-
dual. El Obispo como centro y el Ministro de la Sociedad Jerárquica, que es
la Iglesia, cómo juntos los sacerdotes tenemos que cuidar todo el pueblo de
Dios y sentirnos muy unidos; aquí traté de hacer énfasis en las múltiples
reflexiones que se habían hecho acerca de las relaciones entre el obispo y
el Clero Diocesano; lo mismo que entre el Clero Religioso y la vida de la
Diócesis: Las religiosas, los laicos y todo eso que constituye el pueblo de
Dios. Que trabajemos por compactarlo cada vez más en la unidad que
Cristo quiere. Luego el Directorio presenta al obispo como presidente de la
comunidad de amor y de caridad y nos habla de fomentar el sentido del
amor cristiano y también de justicia social. Hice énfasis como en nuestro
tiempo no se puede prescindir de este aspecto de educar a nuestro pueblo;
de promover la conciencia, la crítica de nuestra gente acerca de una socie-
dad más justa como Dios la quiere. Y finalmente, de los organismos que
son la Curia, las vicarías, las parroquias; entre estas realidades, los sacer-
dotes tienen un papel preponderante y les suplicaba toda la cordialidad de
su servicio al pueblo y a Nuestro Señor, desde luego.
Fuimos a terminar a mediodía en torno del altar de la Iglesia parro-
quial de San José de la Montaña. Y fue muy impresionante esta Misa
concelebrada con todo el presbiterio. Al final de la Misa, como una verda-
dera ceremonia de la misión de nuestros sacerdotes a sus parroquias, se les
entregaron las licencias ministeriales, después de haber renovado el diálo-
go de nuestra ordenación sacerdotal. Almorzamos juntos y fue un verdade-
ro sentido de fraternidad sacramental la que se sintió aumentada, como
éxito de esta semana de reflexión y espiritualidad.
A continuación del almuerzo los vicarios se quedaron para tener una
primera reunión y organizar el Consejo de Pastoral Arquidiocesano, que ha
sido una de las iniciativas más provechosas de esta semana de identidad
sacerdotal. Las religiosas que trp.bajan en la vida pastoral también serán
representadas, lo mismo que los laicos y se nombró al Secretario Ejecutivo,
Padre Astor Ruiz, quien llevará la vida de eta comisión o consejo de pas-
toral arquidiocesana tan necesario para coordinar tantas riquezas y activi-
dades pastorales de la Arquidiócesis.
Un periodista de Noruega me entrevistó preguntando, para un artículo
de su periódico y para la radio de su país, varios asuntos de la vida de
nuestra Iglesia y de las relaciones con el pueblo y con el Gobierno.

Por la noche, en la Catedral, celebramos la Misa por la Paz. Asistió
Monseñor Arturo Rivera Damas, obispo de Santiago de María, por ser tam-
bién Presidente de la Comisión Nacional de Justicia y Paz. Esta Comisión
fue la que promovió esta noche, que resultó muy espléndida, con su Misa
celebrada con varios sacerdotes y la conferencia de Monseñor Rivera que
fue muy aplaudida, sobre todo, al final cuando, como conclusión repitió los
deseos de la carta pastoral que él y yo hemos publicado sobre la organiza-
ciones políticas populares y sus relaciones con la Iglesia. Las conclusiones
se referían a apoyar las peticiones que estos días se están haciendo de
Amnistía para los reos políticos, de libertad para que ingresen al país los
que están fuera del país, de aprobación de la Ley de Orden Público y
también para que se deje en libertad a los secuestrados. La Catedral estaba
repleta de gente y al salir tuvimos momentos muy cordiales con ese pueblo
que está sintiendo mucha confianza en nuestra Iglesia.

SÁBADO, 13 de Enero de 1979
Hay una convivencia del catecumenado en la Iglesia de los francisca-
nos de Planes de Renderos. Yo no he podido asistir y me he dedicado a
reflexiones y trabajos personales; ya que durante la semana no he tenido
lugar.
Al mediodía almorcé con el Padre Moreno y con el bachiller Roberto
Cuéllar, para preparar el informe que todos los domingos damos en la
homilía.

DOMINGO, 14 de Enero de 1979
La Misa de la Catedral estuvo muy concurrida y hubo representaciones
de prensa extranjera. Después de la Misa una entrevista con algunos de
estos periodistas y salí para San Antonio Abad donde celebré la Santa Misa,
como participación de la novena que aquella comunidad está dedicando en
preparación a su fiesta patronal. Les hablé de un esfuerzo de unidad y de
superar cualquier dificultad de las que, lamentablemente, han sufrido an-
teriormente.
Por la tarde, en forma espontánea, fui a visitar al Santo Cristo de Es-
quipulas de la parroquia de San Bartolomé Perulapía. Sorprendí al Padre
Luis Montesinos, quien se sintió muy halagado con mi visita y me presentó
desde los micrófonos a la romería y tuve que dirigir alguna palabra, ha-
blando de la religiosidad popular y aprovechar estos centros y devociones
populares para crecer en nuestra fe.
Por la noche visité otro santuario de nuestra Diócesis en honor. del
Cristo de Esquipulas. Se trata de la Parroquia de Colón, donde el Padre
Nicolás Menjívas me había invitado para celebrar una Misa de la juventud,
en honor del Santo Cristo. Después de la Misa, en la que dirigí un mensaje
a la numerosa concurrencia que llenaba la Iglesia visitando al Santo Cristo,
pasamos a compartir con los agentes de pastoral una convivencia muy
agradable.
El lunes 15, día del Señor de Esquipulas, en la Parroquia de Aguilares
se celebra al Santo Crucifijo bajo el título de "El Señor de las Misericor-
dias", como fiesta patronal. Invitado por el Padre Octavio Cruz y las reli-
giosas del Sagrado Corazón, presidí la Eucaristía a la que asistieron casi
todos los sacerdotes de la Vicaría y numerosa gente, ya que allí le tienen
mucha devoción al Santo Cristo. Aproveché para explicar un pasaje de la
epístola a los Hebreos, que nos habla del sacrificio de Cristo y de su ingre-
so como redentor y salvador de la humanidad al santuario perfecto que es
el cielo.
Entre la concurrencia hay muchas personas que pertenecen a organiza-
ciones políticas populares y traté de darles una orientación a fin de que el
esfuerzo reinvindicador de sus organizaciones no se aparte del sentido cris-
tiano, sino que lo englobe en la redención universal y profundo de Jesu-
cristo, es decir, a partir de la liberación del pecado.

JUEVES, 18 de Enero de 1979
Tuvimos un desayuno de diálogo con los asesores de costumbre, en
que enfocamos, a petición mía, unos perfile en mi participación de la Con-
ferencia episcopal de Puebla. También analizamos un poco la realidad y la
situación del país. Son reuniones sumamente útiles y que estoy descuidan-
do un poco, pero al regresar de Puebla, haré más normal estas reuniones.
Comenzó la semana ecuménica. Los bautistas, principalmente, y los
católicos, con todo entusiasmo, organizamos la semana de oración por la
unidad de los cristianos. Esta noche tuvo lugar la ceremonia de inaugura-
ción en la Primera Iglesia Bautista. Se me dió participación en la bienveni-
da como un saludo a la concurrencia que era muy numerosa. El tema es-
tuvo a cargo de un pastor bautista, sobre lo que el Espíritu Santo es como
fuerza de unidad y que confiemos mucho en él, pidiéndole sus luces y su
fuerza para los objetivos del movimiento ecuménico.

VIERNES, 19 de Enero de 1979
Por la tarde tuvimos una interesante reunión acerca del problema del
Seminario donde hay seis muchachos que han sido señalados por el equipo
formador y que, según ellos, mejor no vuelvan al Seminario; pero sacerdo-
tes parroquiales y comunidades de base, que conocen la labor de estos
muchachos, se oponen a este juicio del equipo formador y han pedido que
intercedamos para que no se pierdan estas vocaciones. El diálogo fue muy
interesante y estamos dispuestos a salvar la vocación de estos seminaristas,
mientras no nos conste lo contrario.

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