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Autor Tema: NO SE ME QUEDE SIN YERBA.  (Leído 14 veces)

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Conectado Boxinggirl

NO SE ME QUEDE SIN YERBA.
« on: 19 de Julio de 2022, 02:32:49 am »
NO SE ME QUEDE SIN YERBA-
A Isabelino López le dio tanta rabia cuando esa mañana se levantó y no tenía yerba
Ustedes no se imaginan el estado de indignación que sintió, que arrojó el mate por la ventana y a la bombilla la acható a pisotones. Gritaba como loco y salió desesperado en busca de Rosalía, y recordó que su mujer hacía dos horas que ya estaba sentada frente a la máquina de coser en la fábrica. Salió a la calle y un vecino que pasaba al verlo tan alterado, llamándole la atención preguntó que le había pasado y fue entonces que Isabelino pudo descargar en ese desgraciado toda la rabia, la impotencia que tenía reprimida y comentó que su mujer se había olvidado de comprar yerba para el mate, que mire si se iba a olvidar de eso, siendo que él era uno de los pocos vicios que tenía, el mate, el cigarro y alguna cañita de paso en el boliche y esta descuidada, se viene a olvidar. Entonces el vecino le respondió- ¿y porque no va y compra?  Si ya son más de las diez y está todo abierto. Vaya y compre  y déjese de joder, hombre.  Y el pobre Isabelino, llevo sus manos a los bolsillos y se dio cuenta que no tenía un centavo, que se le habían quedado en el boliche, por ser tan caprichoso y perder todo lo que había ganado esa semana en un truco que ya de entrada se dio cuenta que no era para él.
Se acordó del mate y del vecino, pero andaban medio enemistados y a ese desgraciado no le pedía tan siquiera una sed de agua. Mejor se iba al boliche y por ahí garroneaba uno, así fuera medio lavado. El pobrecito Gomes, le dijo.  - ahí está, yo solo le di media vuelta, está medio frío, pero puedes calentarlo.- 
A las cinco de la tarde se paró en el portón con los brazos en jarra a esperar a su mujer y cuando la vio llegar, le dijo tanto disparates, que la pobre no sabía que hacer de vergüenza, pues los vecinos siempre pegados a la ventana, sabían que algo raro estaba pasando pues ese día Isabelino, agarró el perro a patadas y se le escapó el gato, porque se subió al poste de la luz y de allí no bajó más. Le dijo que se fuera de su casa, que no la quería ver más por ahí, que él no era digno de tener una mujer sin cabeza y olvidadiza que se pasa pensando anda a saber en qué. Ella solo respondió- yerba hay,  cuando cobré, hice el surtido , solo que ayer cuando tuve libre, limpie la casa, hice unos arreglos y cambié algunas cosas de lugar- tú no te das cuenta de lo que yo hago. Por eso me incriminas.
No hubo caso, seguía enojado y no iba a dar marcha atrás y menos reconocer su error. Entonces le dijo que se fuera, que se fuera ahora mismo de su casa.
- Me voy – le dijo y en un rato vuelvo.
Isabelino andaba en el fondo, preocupado, buscando el mate que arrojó por la ventana y por eso no los sintió llegar. Cuando se incorporó vio un camión y a su mujer,  bajando con sus dos hermanos, dos canarios grandotes, que tomaron a Isabelino de los brazos y lo depositaron en medio de la calle y se fue Isabelino, con el traste lleno de patadas y no lo vieron nunca más
Lo agarró la noche debajo de un puente, sin fósforos, sin cigarro, sin mate y sin los guisos tan ricos de su querida Rosalía. Y no sabía si volver y pedirle perdón o aguantaba esa puntada en el estómago, pero le dolían tanto las pateaduras que se pasó caminando, pues si se sentaba el frío era insoportable. A eso de las dos de la mañana Rosalía sintió ruidos extraños y una voz pegada a la ventana de su cuarto- amorcito soy yo. Abre por favor. Rosalía se levantó fue a la cocina desató el perro que le había dejado su hermano por las dudas, abrió la puerta y el animal que sale desesperado, pues algo había olfateado.
Se sintió el grito desgarrador  de Isabelino y el perro aferrado al pantalón.  Caminó esa noche sin rumbo hasta que aclaró y un camionero se apiadó de él y lo dejó en Esmeralda. Se acordó que en Esmeralda, tenía parientes, pero era casi seguro que no lo recordaran. Y se acordó de su madrina y llegó a eso de las nueve, pero su madrina ya no estaba en este mundo y el al cementerio no iba a ir y menos sabiendo que no le iba a responder y se acordó de Susana Barrio Nuevo, que fue su primer novia y el la dejó esperando en el andén (tema inspirador para muchos poetas) y llegó sobre el medio día y sintió el olor a comida y golpeó las manos y Susana Barrio Nuevo preguntó.-
¿Qué desea?  Y él no le podía decir que la deseaba con toda su alma y su estómago vacío a ella.  Le preguntó de lejos, secándose las manos en el delantal nuevo.
Isabelino con mucho respeto, le pidió que se acercara, que no tuviera miedo, que era una persona de bien y que si se acercaba lo reconocería.
Se acercó lentamente, algo desconfiada y cuando lo vio de más cerca se desvaneció.
Fue ahí que Isabelino abrió el portón y corrió a su auxilio. Como pudo y muy dolorido, arrastró los ciento veinte kilos de Susana Barrio Nuevo. La recostó a la pared, le hizo viento y ella volvió en sí, pero se volvió a desvanecer. Entonces Isabelino con sumo cuidado se acercó a la puerta de la cocina, preguntó. - ¿hay gente? Le respondió el gato con un miau  y vio esa fuente de ñoquis humeando y se sirvió un platito, sin descuidar la puerta y mirando cada tanto si la desmayada volvía en sí. Se comió otro plato, se aflojó el cinturón y comió otro poquito y al rato salió a darle viento y a ponerle un paño de agua fría en la frente. No hubo caso, seguía desmayada o dormida, algo extraño, trajo una botella de creolina, se lo acercó a la nariz y fue ahí que reaccionó.
Se incorporó como pudo y fueron a la cocina y se volvió a sentar sin prestarle atención a la fuente de ñoquis que seguía allí pero un poco menguada.
Y se pasaron la tarde a los besos y ella no le reprochó nada. Solo le decía al pasar.
Sabía que algún día ibas a volver. Y tomaron mate con galletitas y ella lo hizo sentir como si fuera el dueño del mundo y llegó la noche y le dijo. - tienes que irte.-A media noche, en el tren, llega mi marido.
Se le vino el mundo abajo a isabelino y se tuvo que ir nuevamente a pasar frío y así anduvo por un tiempo, sin mate, sin bombilla, sin mujer, hasta que los años lo empujaron a golpear las puertas de ese asilo de viejos, hasta que una tarde fría y lluviosa se  fue al encuentro de su madrina, muertita ya hace mucho tiempo. Que en paz descanse.
-
                                                                           RAMÓN.
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Re:NO SE ME QUEDE SIN YERBA.
« Respuesta #1 on: 23 de Julio de 2022, 11:14:44 pm »
Hola amiguita buen cuento. Y eso le pasó por insolente, malcriado, desconsiderado y tonto. Irse a gastar su dinero en vicios y encima maltratar a su esposa que estaba trabajando. Bien merecido para el tal  Isabelino. :123:Saluditos.
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Conectado Boxinggirl

NO SE ME QUEDE SIN YERBA.
« Respuesta #2 on: 24 de Julio de 2022, 01:15:07 am »
Hola amiguita buen cuento. Y eso le pasó por insolente, malcriado, desconsiderado y tonto. Irse a gastar su dinero en vicios y encima maltratar a su esposa que estaba trabajando. Bien merecido para el tal  Isabelino. :123:Saluditos.
Sí amiguita. Este Ramón es ocurrente con sus cuentos.
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Re:NO SE ME QUEDE SIN YERBA.
« Respuesta #3 on: 26 de Julio de 2022, 10:08:10 am »
Visitando a este lindo
foro y apoyando tu tema
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Re:NO SE ME QUEDE SIN YERBA.
« Respuesta #4 on: 06 de Agosto de 2022, 12:54:22 am »
Visitando a este lindo
foro y apoyando tu tema

Gracias, Carlos.
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