Autor Tema: HISTORIA EN UN HOTEL. (Leído 17 veces)

Boxinggirl · « **on:** 17 de Marzo de 2022, 01:19:46 am »

Una historia muy curiosa.
Un hombre muy elegante ingresó a un motel en Punta Arenas y pidió ver al dueño. Cuando este llegó, comenzó la historia.
- Cliente: ¿Está la habitación 39 vacía?
- Dueño: Sí, Señor.
- Cliente: ¿Puedo reservarla?
- Dueño: Por supuesto que puede.
- Cliente: Gracias.
Antes de ir a la habitación, el cliente le pidió al dueño que le proporcionara un cuchillo negro, un hilo blanco y una naranja.
El dueño estuvo de acuerdo, pero estaba sorprendido por las cosas raras que el cliente pidió tener.
El cliente entró en su habitación, no pidió comida ni nada más.
Por coincidencia para el dueño, su oficina estaba al lado de la habitación 39.
Después de la medianoche, el dueño oyó voces extrañas, carreras y ruidos en la habitación de ese cliente. Voces de animales salvajes y de utensilios y platos tirados en el suelo.
El dueño no durmió esa noche. Él seguía pensando y preguntándose cuál podría ser la fuente del ruido, el que se mantuvo toda la noche. Gritos de animales, carreras de un lado a otro, los muebles que parecían haber tomado vida propia y las paredes que no paraban de vibrar. Era como si quisieran salirse de los cimientos y también bailar.
Por la mañana, el cliente fue a la oficina y le entregó las llaves al dueño. Este aún consternado, por supuesto que pidió ver la habitación primero. Esperaba encontrarse con el peor escenario, con un verdadero desastre.
Entonces entraron a la habitación y sorprendentemente estaba todo muy bien. Absolutamente nada inusual, incluso encontró el hilo, el cuchillo negro y la naranja en la mesa y todo ordenado y limpio. Hasta la cama estaba impecablemente hecha.
El cliente pagó la cuenta, le dio a los encargados de limpieza una buena propina y dejó el hotel sonriendo.
El dueño estaba demasiado sorprendido pero no reveló lo que escuchó a los demás trabajadores. De hecho, empezó a dudar de sí mismo.
Después de un año, el cliente apareció de nuevo. Pidió volver a ver al dueño.
El cliente pidió las mismas cosas: habitación 39, cuchillo negro, hilo blanco y una naranja.
Esta vez, el dueño quería saber la verdad por todos los medios posibles. Pasó todo el resto del día ansioso, esperando que pasara algo esa noche.
Después de la medianoche, las mismas voces y ruidos comenzaron, esta vez más fuerte, parecía como si los muebles bailaran, las paredes vibraban y el asunto se hizo aún más indescifrable que el año anterior. Los alaridos que se sentían eran como el de un carnero siendo degollado, sonaron unas campanillas y todo en medio del ruido y los temblores de cosas pesadas que se arrastraban, incluso cadenas pesadas, como de un barco, que se azotaban duramente en el piso. El dueño ya se imaginaba su piso de un cerámico precioso completamente destruido por esos golpes tan violentos.
De nuevo, en la mañana antes de irse, el cliente pagó su cuenta y revisó con el administrador la habitación mientras dejó una gran propina en la mesa para los empleados. La sonrisa no le dejó la cara.
El dueño no lo podía creer...un sudor frío recorrió su frente mientras se daba cuenta de que era como si nada hubiera pasado...la habitación estaba radiante, incluso más limpia y ordenada que antes de entregársela al cliente, la ropa de cama impecablemente estirada, el piso reluciente y nada hacía notar que se hubiese ocupado. Era como si recién hubiese pasado el personal de la limpieza a hacer un aseo muy profundo, lo cual no había ocurrido.
El dueño comenzó a buscar el significado de todo lo que el cliente pidió tener. ¿Por qué pidió la habitación 39? ¿Por qué el hilo blanco? ¿Por qué el cuchillo negro? ¿Por qué pide una naranja que nunca se come? De hecho, no llegó a ninguna respuesta convincente para todas esas preguntas.
El dueño ahora estaba esperando ansiosamente el mes de Agosto, mes en el que el cliente le dijo que volvería. Durante todo ese tiempo, la situación no abandonó su cabeza, estaba consternado.
Para su sorpresa, el primer día de Agosto, apareció el cliente. Hizo las mismas preguntas, quería reservar la misma habitación y quería tener las mismas cosas que antes.
Durante todo el día el dueño sintió un dolor punzante en su estómago y un nerviosismo enorme. No podía esperar la llegada de la noche para poder averiguar qué era lo que pasaba en esa habitación.
Llegó la medianoche...y el dueño volvió a oír los mismos ruidos, pero esta vez de un modo muchísimo más violento y aterrador que las veces anteriores. Ya eran muebles que volaban por la habitación de extremo a extremo, chocaban entre sí y también contra las paredes, la cama sonaba como si diera saltos de medio metro de altura y el ruido ambiental era el mismo de una estampida de animales. Sonidos de vidrios rotos, bandejas que volaban de un lado a otro y cadenas pesadas rebotando en el piso. Cadenas que sin duda deberían destrozar el piso de cerámica. El dueño no podía dimensionar lo que debía estar pasando allá adentro. Sin duda el panorama que iba a encontrar allí dentro de algunas horas sería desolador.
Ya por la mañana, el dueño volvió estupefacto a ver que estaba todo en orden en la habitación, como si nada hubiese pasado. La cama hecha, el piso impecable, la loza incluso lavada.
Ya cuando el cliente estaba saliendo del Motel, el dueño se disculpó cortésmente y no pudo aguantar más, le pidió conocer el secreto detrás de los ruidos en la habitación.
-"¿Si le digo el secreto, promete no decírselo a nadie?''
-"Le prometo que nunca voy a dejar que nadie lo sepa. Jamás revelaré su secreto".
Así que finalmente el cliente reveló su secreto al dueño.
Desafortunadamente, el dueño era una persona íntegra y hasta el día de hoy no ha revelado el secreto a nadie.
Cuando lo haga, te lo haré saber. Muchas gracias por leer y llegar hasta acá. 📖
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Creditos a su autor.✍