La niña que queria ser mariposa
Erase una vez una niña soñadora y alegre; su nombre era Alondra. Todas las tardes luego de terminar las tareas de la escuela, Alondra salía al patio a jugar. Pero un buen día se quedó asombrada al observar a una mariposa roja, era hermosa y volaba libremente entre los árboles.
Alondra se preguntaba; «¿Cómo sería mi vida si fuera una mariposa? Podría volar hacia cualquier parte cada vez que quisiera! No tendría que hacer tareas ni ir a la escuela.»
Cada tarde, Alonda se sentaba sobre la grama y observaba a las mariposas volar. Ella se sentía triste ya que sabía que su deseo de ser una mariposa jamás se haría realidad; una lágrima rodo por su rostro y en ese momento hubo un gran resplandor, y frente a ella apareció una ninfa, era hermosa, su cabello era largo y negro y vestía un traje violeta.
Sorprendia, Alondra le preguntó: «¿Quién eres?», a lo que la ninfa le contestó: «Mi nombre es Ariel, soy una ninfa y he conocido de tu deseo de ser una mariposa y te lo concederé, pero antes necesito saber si realmente estás segura de querer ser una mariposa».
– ¡Si! estoy totalmente segura. No hay nada que desee más en este mundo – respondió Alondra determinada.
En ese momento, la ninfa dijo unas palabras en su lenguaje y Alondra se convirtió en una hermosa mariposa azul.
– ¡Muchas gracias Ariel, por fin logré mi sueño! -dijo Alondra feliz
Alondra comenzó a volar y volar y se encontró con otras dos mariposas, una amarilla y otra verde, pasó entre medio de ellas presumiendo de sus hermosas alas.
– Debe ser tu primer día como mariposa. Es emocionante al principio pero luego te cansas de volar – le dijo la mariposa amarilla
– Yo nunca me cansaré de ser mariposa, podría serlo hasta por 80 años – respondió Alondra
– ¿80 años? Ja! Como si vivieramos tanto tiempo – le dijo la mariposa verde
¿Y cuánto tiempo viven las mariposas? – le preguntó Alondra
– Con suerte 1 semana- le contestó la mariposa verde tristemente.
Al día siguiente Alondra ya no se sentía tan contenta de ser mariposa, ya volar no la emocionaba y extrañaba a su familia y amigos.
De momento, la ninfa Ariel apareció y al ver a Alondra tan triste, le preguntó: «¿Qué te sucede Alondra? ¿Por qué lloras? ¿Ya no estás feliz de ser una mariposa?»
– La verdad es que no Ariel. Fue divertido por un día, pero extraño mi vida como una niña. – le respondió Alondra tristemente
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