CARTA A UNA EXTRANJERA IMAGINARIA
Recojo estas palabras del silencio que me abrigan,
en tu ausencia ; hoy cuando camino
por los laberintos que habitan las ciudades.
¿Dónde estarás tú, extranjera, hoy cuando te escribo ?
¡Cómo no imaginarte, lejana y dulce ;
apasionada y triste, por las orillas de este río !
Allá estarás tú, en el extremo de la tierra,
esperando la voz, ésta que te busca entre las gentes.
No son sólo los mares los que dan reflejo
a tus cansado ojos, son también,
los espejismos que cubren los desiertos.
Siento que los vientos australes me alargan tu mira.
En tu mansa cabellera se pierde mi silencio,
hoy cuando llueve inquietudes en mi pecho,
hoy que llevo mi cara de triste caminante ;
mas por allá va una estrella buscando su destino.
Tan lejos están tus pasos de los míos,
tan lejos tu mirada de la mía,
tan fundida va la sombra en la sombra ;
pero los corazones, envueltos de esperanzas, borran inmensidades.
MÁS ALLÁ DE LA FRONTERA
a
Odio y Amor no nos abandonan
Nostalgia, palabra y beso
Lluvia, tierra y canto
Sombras que se acercan al parque
Papeles, agua, ruido que se pierde
Rostro, cara que nos devuelve el viento
La noche, el vuelo, un adiós olvidado
Hora que pasa y vuelve
Y tocan a la puerta y miran mis manos y mi sangre
Frontera, Enigma que me miras
Abrigo de todo aquello que ignoramos
Tú que me esperas con un ojo y con una linterna
Yo me alejo de tu vientre, mas otra tierra en invierno me recoge
El olor a lluvia queda
El hambre y la caída
El café no bebido
El dinero no cuenta, cuenta el rostro, la piel que nos envuelve
Caballos en los sueños
Cascos de caballos en los sueños
Estoy sentado en alguna parte que nadie ignora
Y una sombra salida de un caballo
me muestra la calle, no un parque
Mudo Cervantes
Mudo también don Quijote y su escudero
Mudos los muros de Madrid
Yo me alejo
Papeles, ruidos que empuja el viento
Más allá una puerta
y detrás de la puerta una mujer desnuda
La Plaza de los Toros y un teléfono que no suena
Son las nueve y las calles desiertas
Hojas de aquel otoño inolvidable
Ramas que cuelgan de la nada
Lágrimas que brotan de la tierra
Hospitalidad, semilla que no germina
Flores marchitas que no esperan a nadie
Viento que transpira
Todo no queda en ti, viejo Enigma que me sigues
Ni en tu sombra, ni en tu ruido nocturno
Es 1991, es noviembre o diciembre, quién diría 500 años ya
y yo y mi sombra detrás de la frontera
Y todo es nada en la memoria
Voces, miradas secas, indiferencia y desprecio
Tanto haber nacido
Tanto haber soñado
y no comprender nada
de aquel hermano extranjero que me mira
Otras escaleras, otros puentes nos esperan
h
Noche, sombra de la nada
Abrigo oscuro de mis pasos y mi nombre
Llave, palabra que encierras todo el universo
Me acerco por el barro a cada puerta
Luces y noches que no me alcanzan
Amores marchitados en las aceras de una calle cualquiera
Labios, fantasmas de mujeres que me hablan
Ojos, llanto, universo incomprendido
Hora que me cerca en la sombra
Pasos, ruidos de la gente que no me habla
Distancia, llano de mi frente
Enigma, espada de mis sueños
Camino incierto que te precipitas a mi sombra
Hojas que se quedan en el barro
Dueño que juegas a los naipes con un ojo
y con el otro esperas que te pague, el paso de la noche
Tiempos aquellos, estos que viven como espadas
Tiempo que marchas incansable en el barro de cenizas
Sombras extrañas que me salvan
en la noche y en la aurora
Vientos, ruidos, gestos
que hunden sus huellas en mis huellas
Puerta indefinida
Merienda que no consumo
Siesta, sueño que te inventas
Polvo, tiempo que me encierras
Madre española que me serviste tu olvido en un plato
cinco días y sus noches
Tú que me mostraste las puertas sin manubrio
Tú que me esperabas en la tarde como a un hijo
No todo es sombra en la caída
Es también mi inocencia peregrina
La mirada que no me devuelve el destino
El mar que no me trae el viento
Todo aquello que no se siente como piedra en el camino