**El tejedero de sueños**
En un pueblo remoto, rodeado de montañas y ríos cristalinos,vivía
un anciano llamado Amaru.
Era conocido como "el Tejedero de Sueños" porque tenía un don
especial: podía entrelazar los hilos de los sueños y experiencias
de las personas para ayudarlas a comprender sus propios
destinos.
Los aldeanos acudían a él cuando se sentían perdidos, inseguros
sobre el rumbo de sus vidas, o cuando necesitaban entender
el significado profundo de algún evento.
Amaru tejía con una vieja rueca hecha de madera de cedro.
Los hilos que usaba no eran comunes; cada uno era extraído
de las historias vividas por aquellos que venían a él.
Cuando alguien compartía su relato, ya fuera de felicidad o dolor,
Amaru comenzaba a hilar, combinando colores, texturas y formas
que representaban las emociones y experiencias del narrador.
Una tarde, llegó a su humilde cabaña un joven llamado Kusi.
Cargaba en su rostro la marca del desánimo.
Había perdido a su familia en una tormenta trágica, y desde
entonces, vagaba por la vida sin encontrarle sentido
a su sufrimiento. Se sentó frente a Amaru y, con a voz quebrada,
le contó su dolorosa historia. El anciano, con sus ojos llenos
de sabiduría y compasión, escuchó cada palabra sin interrumpir.
Una vez que el joven terminó de hablar, Amaru le pidió
que esperara.
Comenzó a hilar sus hilos, pero esta vez, los colores eran sombríos:
grises, negros y ocres, reflejando la tristeza que Kusi llevaba
en su corazón. Sin embargo, a medida que tejía, Amaru introdujo
destellos de dorado y azul celeste.
El joven lo observaba con curiosidad, preguntándose por qué el
anciano añadía esos colores brillantes a su oscuro lienzo de vida.
Después de varias horas de silencio, Amaru le entregó a Kusi el tapiz
que había creado. Era un tejido intrincado que mostraba,
en un extremo, una tormenta furiosa desgarrando un hogar. Pero,
al seguir el patrón,se veía que, tras la tormenta, aparecía
un brillante amanecer,
y en el horizonte, un sendero que conducía a un bosque lleno de vida.
"Este es tu sueño, joven Kusi", le dijo el anciano, señalando
el amanecer. "Aunque la tormenta haya devastado tu vida, siempre
habrá un nuevo día que te permita encontrar un camino distinto.
A veces, nuestras mayores pruebas nos empujan hacia destinos
que no podríamos haber imaginado."Kusi, al observar el tapiz, sintió
que algo se desbloqueaba en su interior.
Comprendió que su dolor no era el fin, sino una parte de su viaje.
Con lágrimas en los ojos, le agradeció a Amaru y salió de la cabaña
con una nueva esperanza en su corazón.
La lección que el joven aprendió ese día fue que las experiencias,
tantolas dolorosas como las alegres, son los hilos con los que se teje
la vida. Cada evento, cada pérdida, y cada triunfo, tiene su lugar
en el gran tapiz de la existencia, y aunque el dolor sea parte de esa
trama, también lo son la esperanza y el renacimiento.
**Moraleja:** Las experiencias difíciles no deben definirse
solo por el dolor que causan, sino por la oportunidad de crecer
y encontrar nuevos caminos. La vida, como un tejido, está hecha
de luz y sombra, pero es nuestra decisión apreciar el conjunto
completo.♥
Fraternalmente, P. Martín Madero