El significado de las palabras....--
Hola:
Concha, la mexicana, llega tarde a la primera reunión del Movimiento Unitario de Mujeres Hispanohablantes en España.
¿Perdónenme, chicas, pero me ocurrió una cosa insólita -dice Concha, que desembarcó de México hace pocas semanas-. Fui al gimnasio y le dije al profesor que quería fortalecer el conejo, porque lo sentía muy flojo.
Paloma, la española, soltó un pequeño grito y se puso pálida.
- Al profe -continuó Concha, la mexicana- le dio un vahído y casi se desmaya. Yo no entendía lo que pasaba hasta que, colorado como un tomate, me preguntó que a qué llamábamos conejo en México. Pos esto, le dije tocándome el bíceps. Los tengo medio caídos.
Intervino entonces Mechas, la colombiana, mientras Paloma, la española, guardaba aterrado silencio.
- Ustedes los mexicanos sí son muy charros, ¿no?... Dizque llamar a los bíceps conejo. Voy a decirte donde está el conejo.
Mechas, la colombiana, se puso de pie y Paloma, la española, se tapó los ojos.
- El conejo es esto- dijo Mechas, la colombiana, y señaló los laterales de las caderas-. Cuando uno se descuida, engordan que parecen maletines.
Concha, la mexicana, quedó boquiabierta.
- Pues a eso en mi tierra lo llamamos chaparreras. Conejo, ya te dije, son los músculos del brazo.
Cuca, la argentina, no dejaba de menear la cabeza mientras oía a las otras señoras.
- Mirá vos... -interrumpió Cuca, la argentina-. ¿Sabés qué nombre le damos en Argentina a esta parte del cuerpo?
Paloma, la española, se tapó los oídos.
- Pantalones de montar -dijo Cuca, la argentina-. Supongo que se les dice así porque se parecen a los que usa el gaucho cuando va a caballo.
Gloria, la cubana, que había escuchado la conversación con interés, decidió intervenir.
- Pues eso para nosotros es cartucheras, oye.
- ¿Cartucheras los zamarros? Ve que tan raro, ¿no? -comentó Mechas, la colombiana.
- No, no los zamarros -corrigió Gloria, la cubana-: cartucheras son las protuberancias horribles que ustedes llaman conejos, chaparreras o pantalones de montar. En fin, los bultos esos que hay que bajar a punta de dieta y gimnasia, muchacha.
Paloma, la española, consideró prudente intervenir.
- Aquí, en España, lo que vosotras llamáis con nombres que van desde la ropa de jinetes hasta roedores que no me atrevo a nombrar, se denominan pistoleras. Como las que usan los vaqueros para guardar sus armas.
- ¿Viste? -interrumpió Gloria, la cubana-. Igual a las cartucheras, pero con otro nombre.
- Claro, las chaparreras -dijo Concha, la mexicana.
- O el conejo -añadió Mechas, la colombiana.
- Cuidado -advirtió Paloma, la española-: esa palabra que vosotras usáis en México para llamar el bíceps, o en Colombia para las pistoleras, en España es muy vulgar.
Concha, la mexicana, volvió a quedar boquiabierta.
- ¿Cómo así? ¿Bíceps es mala palabra? -exclamó Concha, la mexicana.
- Bíceps no. La otra -dijo Paloma, la española.
- ¿¡Conejo!? -exclamaron sorprendidas Gloria, la cubana, Concha, la mexicana, Mechas, la colombiana, y Cuca, la argentina.
Paloma asintió y les dijo en voz baja lo que significaba.
- ¡Increíble! -comentó Gloria-: ¡es lo mismo que en Cuba llamamos mecha!
- ¡Qué gracioso! -dijo Mechas- ¡es lo mismo que en Colombia llamamos cuca!
- ¡Asombroso! - terció Cuca-: ¡es lo mismo que en Argentina llamamos concha!
- ¡Qué horror! -exclamó Concha: ¡es lo mismo que en México llamamos paloma!
Entonces Paloma, la española, se tapó los ojos, los oídos y la boca.