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Autor Tema: Homilías de San Romero 5 de abril_8 de abril de 1978  (Leído 7 veces)

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Homilías de San Romero 5 de abril_8 de abril de 1978
« on: 22 de Diciembre de 2022, 08:54:54 pm »
Homilías de San Romero 5 de abril_8 de abril de 1978



MIÉRCOLES 5 de abril
Como todos los miércoles tuvimos el desayuno de estudio con repre-
sentantes del Senado Presbiterial y miembros de la Comisión Justicia y Paz.
La consulta de hoy versó principalmente sobre la publicación de los Obis-
pos en adhesión al Sr. Nuncio Mons. Gerada, por una carta que le dirigie-
ron algunos sacerdotes y religiosas haciéndole ver un anti-testimonio cris-
tiano que ven en sus actuaciones. Los Obispos, en la publicación, se mues-
tran solidarios con el Sr. Nuncio y ofenden un poco a los sacerdotes. Yo
expliqué en la consulta mi opinión al respeto ante los obispos, razón por
la cual no firmé ese pronunciamiento.
Mis razones eran estas: En primer lugar, porque la reunión del lunes 3
de abril convocada urgentemente por la conferencia no me pareció c·orrecta,
no estaba presente Mons. Rivera, Obispo de Santiago de María, y a pesar
de que en su telegrama pedía que se le esperara, no se quiso atender, sino
que se hizo una votación contra esa petición. Por mi parte, estuve de acuerdo
con la petición de Mons. Rivera y di mi voto a su favor. Pero como los
cuatro restantes querían la reunión, mi voto salió muy pequeño en compa-
ración de ellos cuatro que eran Mons. Aparicio, Mons. Barrera, Mons. Alvarez
y Mons. Revelo. En segundo lugar, yo pedía que discutieran la convenien-
cia, la oportunidad de publicar en estos momentos tan propensos a la di-
visión un pronunciamiento que dividiría más la opinión de nuestra Iglesia
y que los Obispos resultarían muy mal parados en el ambiente. Mons. Revelo
dijo, contestó, que no le importaba el ambiente, sino el cumplimiento de su
deber. Otra razón mía, era que antes de dar un pronunciamiento contra los
sacerdotes me parecía justo oírlos en diálogo y si era posible, presente
también el Sr. Nuncio para que ahí se aclararan primero las cosas y tal vez
no era necesario proseguir adelante. Otra razón mía era que un análisis
desapasionado de la carta de los sacerdotes y de las religiosas al Sr. Nun-
cio, tal vez no la encontraba tan digna de esta condenación, ya que había
que analizar los hechos a que se refiere esa carta, hechos que más bien
invitan al Sr. Nuncio a reflexionar para dar un testimonio más cristiano y
concretamente me refería a esos hechos, principalmente el caso de haber
apoyado al Padre Esquive! sabiendo que estaba contra el parecer y la línea
pastoral de su obispo.
Mons. Aparicio aprovechó esta ocasión para decir que lo que yo defen-
día en los sacerdotes contra el Nuncio era lo mismo que yo estaba hacien-
do con las diócesis de El Salvador, que mi predicación era violenta, subver-
siva, que estaba dividiendo al Clero y a las diócesis, que los sacerdotes ya
miraban más hacia la Arquidiócesis que a sus propios obispos. Y no recuer-
do cuantas acusaciones más a las que se adhirieron mis hermanos Mons.
Barrera, que también llamó violenta a mi predicación; Mons. Alvarez que
aprovechó para desahogar su inconformidad conmigo y lo más extraño,
Mons. Revelo, nombrado recientemente mi auxiliar, también aprovechó para
decir su inconformidad con mi línea, diciéndome que yo no era infalible
cuando explicaba yo que mi línea era precisamente, la que trazaban los
documentos del Concilio, documentos de las encíclicas recientes de los Papas
y de Medellín. Según Mons. Revelo yo puedo equivocarme en la aplicación
de esos documentos y que, por tanto, no había obligación de estar de acuerdo
con esta línea. Preferí callar el resto de la reunión ya que el documento que
se publicó solamente se leyó una vez y no se pidió ninguna aclaración,
sino que se firmó bajo este apasionamiento, lo cual me confirmó en mis
palabras que dije al principio: "Ya todo lo traen cocinado".
Opinaron luego los consultores del desayuno de esta mañana y prefi-
rieron que no se hiciera ninguna aclaración de mi parte, que ya la falta de
mi firma entre las otras firmas de los Obispos era suficiente testimonio y
que todo mundo comprendía que la carta publicada de los obispos en favor
del Nuncio más bien despertaba la curiosidad de la carta que muchos no
conocían y que así los obligarían a ver que piensa el Clero del Sr. Nuncio
y también que la misma carta está muy mal hecha, incluso alude acá a
acusaciones personales de los sacerdotes que no vienen al caso y que la
misma carta más bien contribuye a difamar al Sr. Nuncio y a la misma
jerarquía. "Es una lástima -dijeron- que ésto vaya a contribuir a dividir
más a los católicos como ya están divididos, pero acentuarles más en su
división". Y si alguna aclaración yo quería hacer, fuera más bien escribir a
la Conferencia Episcopal con copia al Nuncio y a la Santa Sede acerca de
la razón de por qué no firmé y explicar ahí la descripción que hice de
cómo se llevó a cabo este procedimiento. Lo mismo se pedirá a Mons.
Rivera, que escribiera otra carta manifestando su inconformidad con la reunión
en que se acordó dirigir esta carta de apoyo al Sr. Nuncio.
Después de la reunión, esta mañana a las nueve, estuve en el Externa-
do San José en el Departamento del Socorro Jurídico donde estaban reuni-
dos varios abogados y estudiantes de derecho para firmar la solicitud de
Amnistía que luego llevaron a la Asamblea Legislativa en favor de los
hombres y mujeres procesados con ocasión de los acontecimientos de San
Pedro Perulapán .
Me dio mucho gusto que con esta ocaswn abogados y estudiantes de
derecho estrecharon más su deseo de mantenerse unidos, de reunirse fre-
cuentemente, de estudiar juntos asuntos jurídicos y apoyar las necesidades
de nuestro pueblo, principalmente de los pobres. Concretamente prometie-
ron estudiar y analizar la Ley de Orden Público, y probar su
anticonstitucionalidad. Se reunirán el próximo lunes a las siete de la noche
en el mismo local para acordar de ahí en adelante la frecuencia de sus
reuniones y la manera de su trabajo.
Después en el Arzobispado ha habido una serie de audiencias muy
interesantes como la del grupo misionero Ricaldone en que están incorpo-
rados varios alumnos de dicho Instituto salesiano y alumnas del Colegio de
la Asunción.
También llegó la Madre Lidia Valle, que hoy es Vicaria de la Congre-
gación de Oblatas al Divino Amor, y me manifestó varios problemas de la
misma Congregación.
Otra entrevista fue con el Ing. Galván que colabora ejemplarmente en
la organización de la Curia diocesana. Me expresó varias circunstancias
poco edificantes de la Comisión de Cáritas, lo cual tendremos que verlo
más detenidamente, lo mismo que de algunos proyectos acerca de la comu-
nicación social del Arzobispado. Parece que nuestro programa de la YSAX
es bastante difundido, pero no lo suficiente para saturar este ambiente que
va cundiendo contra la Iglesia; según él hay que insistir en programas
pequeños, cuñas, con frecuencia, durante el día para que penetren en aquellos
ambientes que no oyen expresamente los programas largos y que tienen
una idea errónea, adversa a nuestra Santa Iglesia.
Este día apareció en los periódicos la carta que los Obispos, Mons.
Aparicio, Barrera, Alvarez y Revelo; dirigen al Sr. Nuncio protestando contra
los sacerdotes que le escribieron al Sr. Nuncio reclamándole una posición
más evangélica. La carta publicada ha producido un ambiente muy des-
agradable contra los Obispos ya que se considera como una imprudente
manifestación de desunión, pues en esa carta no firma Mons. Rivera que
no estuvo en la reunión, ni yo que no estuve de acuerdo en esa publica-
ción.
Como de costumbre, también este miércoles dirigí, a través de la radio,
la entrevista que versó principalmente sobre los acontecimientos de San
Pedro Perulapán y sobre algunas preguntas que hacen los oyentes de YSAX.

JUEVES 6 de abril
Después del desayuno salí con el Padre Leopoldo Deras para San Juan
Opico donde di posesión de la Parroquia al Padre Jorge Salinas que estaba
en Tacachico. Tendrá que administrar ahora las parroquias de Opico y
Tacachico. Después de la misa de la toma de posesión tuvimos una intere-
sante reunión con los catequistas, celebradores de la Palabra y demás co-
laboradores de la vida parroquial en aquella ferviente Parroquia de San
Juan Opico. En lo personal sentí una emoción especial al encontrarme en el
pueblo natal de mi Obispo Mons. Juan Antonio Dueñas y Argumedo y de
mi hermano en el sacerdocio, gran amigo y compañero, Mons. Rafael Va-
lladares, que murió como Obispo Auxiliar de San Salvador.
Después fuimos a San Rafael Cedros donde el Padre Deras tenía reuni-
da una inmensa cantidad de gente desde la entrada hasta la Iglesia. Cele-
bré en la Iglesia la confirmación de unos cuarenta niños, ceremonia que se
hizo dentro de la Misa y en la cual todos los asistentes renovamos nuestros
compromisos de confirmados.
Me entrevisté también con los grupos de comunidades eclesiales de
base y con la Academia de Costura, que allá en San Rafael Cedros está
produciendo muchos frutos.
Y por la tarde, después de San Rafael Cedros, nos fuimos a Santiago de
María donde conversé con Mons. Rivera, sobre todo, sobre el desagradable
incidente de la publicación de la carta de los Obispos al Sr. Nuncio. Este
y otros temas que nos preocupan mucho como pastores en este ambiente
de desunión de la Conferencia Episcopal, nos llevaron a compartir casi una
hora de conversación y después nos invitó a la cena y regresé ya muy
noche. Para colmo se fue una llanta en el camino y llegamos como a las
once de la noche a mi residencia.

VIERNES 7 de abril
Entre las muchas visitas que llegaron al Arzobispado quiero destacar la
de los Padres Paulinos, que están reunidos de todas las casas de Centro-
américa, para manifestarme su solidaridad y ofrecerme sus oraciones en
este servicio tan difícil de la Arquidiócesis.
También un grupo de alumnas, con un profesor, que llevaban grabado-
ras para entrevistarme sobre varios puntos en referencia a la situación de
la Iglesia en el país y de su misión en medio de nosotros. Las jóvenes se
mostraron muy interesadas en preguntas que hoy están en la preocupación
de muchos salvadoreños. Con la gracia de Dios, creo que respondí y pude
dejarles el mensaje de la Iglesia a ese grupo juvenil.
El almuerzo fue donde Don Pepe Simán donde estuvo también un señor
inglés, el Señor Julián, que traía una carta y un saludo especial del Carde-
nal de Inglaterra, mostrándome una solidaridad muy pastoral, muy cariño-
sa que ha sido para mí una palabra de mucho estímulo. Le devolví al Sr.
Cardenal de Inglaterra un abrazo fraternal, un agradecimiento y una pro-
mesa de escribirle muy pronto. Se me ofreció, que en junio posiblemente,
pudieran tener la oportunidad de ir a hablar a Inglaterra y recorrer otros
países de Europa presentando la situación de nuestra Iglesia. La conversa-
ción con este católico que ha recorrido muchos países de América Latina y
que conoce todos nuestros problemas me dio mucho ánimo, mucha orien-
tación, porque así como mi situación es muy difícil en El Salvador, me dijo
que había Obispos en diversos países de América Latina en situaciones
muy parecidas porque ni sus hermanos Obispos ni el ambiente les com-
prende muchas veces, ese compromiso que el Evangelio y la doctrina ac-
tual de la Iglesia pide a sus pastores. Espero, pues, ser fiel, a esta doctrina
y pido por todos aquellos hermanos Obispos que están en estas mismas
difíciles situaciones.
Desde las cuatro de la tarde hasta como a las seis y media o las siete,
estuve con los seminaristas mayores de la Arquidiócesis dialogando sobre
diversos tópicos y terminamos con la Santa Eucaristía en que reflexionamos
a la luz de la Palabra de Dios.
Por la noche, finalmente fui al Colegio de la Asunción, donde religio-
sas de la Asunción de Guatemala, Nicaragua y El Salvador han estado
reunidas durante esta semana para revisar sus trabajos y el espíritu de su
Congregación en sus comunidades. Después de la misa, celebrada con mucha
devoción, tuvimos la cena en que compartimos conversando sobre las si-
tuaciones de estos tres países hermanos, Guatemala, Nicaragua y El Salva-
dor.

SABADO 8 de abril
Visita al pueblo de Dulce Nombre de María, en el departamento de
Chalatenango, de acuerdo con las religiosas Oblatas al Sagrado Corazón
que trabajan en aquella población y tienen algunos problemas locales. Sin
embargo, mi llegada allá y mi visita fue un acontecimiento que me emocio-
nó mucho: El encuentro en el pueblo, la celebración de la Santa Misa, la
reunión que luego tuvimos con celebradores de la Palabra, catequistas y
demás fuerzas vivas de la Iglesia. Es una comunidad que dá verdadera
ilusión, una comunidad viva. Estuvieron presentes también las Hermanas
Carmelitas Misioneras y miembros de la comunidad vecina de La Laguna,
también en el departamento de Chalatenango. Estas comunidades también
participaron en la reunión que tuvimos para terminar esta visita, poco antes
del almuerzo.
Me dio la impresión de que el problema de las hermanas con algunas
personas de la población quedó resuelto automáticamente dado el entusias-
mo que todos los otros católicos de la población y de los cantones mani-
festaron en apoyo de las hermanas que habían hecho esta convocatoria.
Un detalle desagradable a la entrada del pueblo fue la pose agresiva
de un guardia nacional que solamente se retiró del centro de la calle cuan-
do iba llegando ya cerca la muchedumbre que me acompañaba en el en-
cuentro. Noté el asombro, sobre todo en los niños, ante aquel gesto y pude
concluir fácilmente como están sembrando eso que llaman allá en Dulce
Nombre de María, "una guerra psicológica". Esto se nota en la gente que
llegaba de los cantones, como un temor, máxime que habían regado la
noticia de que yo iba a llegar con algunos guerrilleros y trataban de disua-
dir a la gente que no fueran a participar en la ceremonia y en las reuniones
que habíamos preparado.

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