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Autor Tema: EL PEREZOSO.  (Leído 12 veces)

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Desconectado Boxinggirl

EL PEREZOSO.
« on: 26 de Marzo de 2022, 01:00:13 am »
L PEREZOSO
Me sentí otro, cuando el doctor palmeándome la espalda me dijo, luego de mirar las placas.
    -Vaya tranquilo mi amigo. - Usted no tiene absolutamente nada en esa columna. Las vértebras están en su posición correcta.
   - ¿Y esos dolores en la espalda, doctor?
  - ¿Esos calambres inaguantables?
  -En todo caso trate de cambiar de colchón, o en su defecto pórgale algo, una tabla para que no se empoce.
  - ¡Así que un colchón!  ¿Y qué hago con el otro, que es de lana, tan calentito y no hace dos años que le mande a cambiar el cotín, lavar la lana y estirarla?
  -Tiene colchón para diez años más. Me había dicho de los Santos el colchonero.
  - ¡Eso sí! Ahora le queda un poco grande.
  - ¡No crea! A veces alguien viene a ocupar ese espacio.
Y ya en la mueblería la chica que me atendió me dio a entender, que para que algo tan grande.
 - Tiene este que es de una plaza, con resortes, espuma, capitoneado, forrado en seda y con la almohada de regalo.
  - ¿Cuánto? Pregunté.
   - Ciento cuarenta, y lo puede abonar con tarjeta y hasta en tres pagos.
    - ¡No! Eso no uso.
    - ¿Y este tan alto y sin patas?
    - ¡Ah! Eso es un somier. - Esto es palabra mayor. Lo último que está en el mercado,   
    - ¿Cuántos?
    - ¡Bueno… Venga por acá y siéntese. Me sentí en las nubes. ¡Qué maravilla!
Bajé a tierra cuando me anunció el precio. Quiso mostrarme otros modelos, pero en realidad lo que yo quería era un colchón y no permanecer mas en ese lugar porqué de solo de mirar, me producía sueño.
Pagué, di la dirección y esperé que aparecieran con mi compra.
Era casi de noche cuando golpearon la puerta. Una luna enorme asomaba al final de la calle, queriendo alargar aquella tarde fría, que se quebró a un silencio tras los ladridos de mis perros.
Bajaron el colchón. Mi vecina se asomó a la ventana, vio el colchón y pensó.
   -Este ya se entregó
Si supiera la pobre que allá muy lejos alguien espera.
Se fueron los muchachos frotándose las manos y contentos con su propinita. A veces suelo ser generoso.
Dormí en mi colchón de lana y en forma de despedida fui recordando todo lo que uno puede hacer en eso que algunos le dan tan poca importancia.
¡Mi colchón! ¡AY si pudiera hablar, las cosas que diría! Más vale me callo.
Dormí tan bien aquella noche. Me levanté, apronté el mate. 
Por suerte era sábado y no trabajaba. Luego fui hasta hasta el pasillo adonde el colchón esperaba.
 Comencé a observarlo atentamente y me llamó la atención la marca y la procedencia.
Fábrica de colchones el perezoso. Belgrano 1234. Salta. R. Argentina.
   -¡ Que tal ¡ Así que Argentino el mozo.- ¡Lo que es la globalización!
Fue ahí que me di cuenta que necesitaba también una cama, esta era demasiada grande. Entonces volví y esa ves si, convencí a la joven que regresara el otro y me mandara uno de dos plazas.
Entonces esa noche si que dormí. Fue un alto parlante, quien me anunció a las diez de la mañana, que era domingo y debía comer pastas de la piamontesa.
Coloqué mi almohada nueva sobre mis oídos y le mandé saludos a toda la parentela del piamontés y al chico del alto parlante
   -Manga de desubicados, dejen dormir tranquilos. Mandasen a mudar de aquí, y un lote de regalos más.
Pero fue al levantarme que sentí un fuerte dolor en la nuca y si no me siento rápido caigo al suelo desmayado.  Ahí si me asusté y llamé la ambulancia, para eso uno paga y bien que te lo cobran.
Ya en la clínica, luego de un buen estudio se comprobó que lo mío era estrés.
   -Usted  está agotado física y mentalmente. Le vamos a hacer un pase para el psicólogo y debería tomarse unas buenas vacaciones.
   - ¿Cuánto hace que no se toma un buen descanso?
  -Nunca.
   - ¡Cómo! ¿Así que usted nunca ha dejado de trabajar? ¡No puedo creer lo que está diciendo!
   Acomodé el pecho y respondí. Le dije. Descansar descanso, cuando llueve, algún domingo, cuando afloja un poco la cosa y cuando tengo que viajar por algún caso de apuro. Al velorio de un pariente, por ejemplo.  Entonces aprovecho y paseo. Pero después no se puede. Hay que cuidar la platita-
  -Señor, antes de cuidar la plata, cuídese usted.  Si no, no va a tener tiempo de gastarla
Me embarqué rumbo al norte argentino, precisamente rumbo a Salta. Quería conocer las montañas y el colchón con su marca me indicó el lugar.
  -Aquí no más, debe ser lindo ese pueblo. Por lo menos sus canciones son muy buenas.
Ni se imaginan como me duele la espalda, la nuca y sobre todo el último hueso de la columna vertebral. Por unos días no quiero sentarme. Viajar tres días en tren, en segunda clase y en esos asientos de tabla, no es para cualquiera.
Me contagié con el canto de su voz, su mirada y esas cejas tan pronunciadas que me cautivaron al momento que por curiosidad visité la fábrica de colchones.
Es orgullo de nuestra ciudad, me comentó Virginia la chica encantadora que me mostró todas sus instalaciones junto a otros turistas más. 
   -El mío es perezoso de dos plazas. Le dije, y sobra espacio.
Se sonrojó y bajó la vista. Pero al final acomodé la situación tratándola con delicadeza como se merecía aquella chica tan agradable.
   -Soy de Uruguay comenté y tenía curiosidad por esta ciudad su fábrica.
  - ¿Solo por eso vino? ¿O también por negocios?
Entonces le comenté del estrés, el colchón que había comprado y me decidí por este lugar.      Además, tenía curiosidad por conocer las montañas.
    - ¿Vino solo señor? Preguntó Virginia.
  -Solito y necesito de alguien que me acompañe a conocer.
   - ¿Tu lo harías?
  -Con gusto señor, pero lamentablemente debo trabajar.
La esperé a que saliera y la acompañé unas cuadras, se despidió tendiendo su mano y al día siguiente la esperaba con un ramo de rosas. 
  -Acéptalas. Son por tu forma de ser, me caes simpática y quisiera que este fin de semana me lleves a conocer la ciudad.
Y ese domingo volví a sentir lo que creí perdido, olvidado de mí, me sentí morir cuando tomando sus manos suavemente le susurré al oído
- Te amo Virginia. Sin buscarte te vine a encontrar.
Fue al sentir el calor de su cuerpo y ese beso interminable que volví a sentir el dolor en la nuca y me desmayé
Virginia trataba de reanimarme, me golpeaba la cara, no salía de su asombro me zamarreaba. Entonces comencé a volver en si y sentir una voz lejana que me llamaba-
Esa voz tan conocida que se acercaba,
  - ¡Papá te volviste a dormir!  ¡Te quedas hasta tarde chateando en internet y mira la hora que es!
  - Ya voy, m´hijo! Ponga agua para el mate, que ya me levanto.
                                                                       Ramón.
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Re:EL PEREZOSO.
« Respuesta #1 on: 27 de Marzo de 2022, 02:09:20 pm »
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Re:EL PEREZOSO.
« Respuesta #2 on: 28 de Marzo de 2022, 10:30:22 am »
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Desconectado Boxinggirl

Re:EL PEREZOSO.
« Respuesta #4 on: 28 de Marzo de 2022, 08:20:28 pm »
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Gracias Carlos por pasar al tema.
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