Marcos era un alumno que diario se quedaba dormido en la clase, la maestra lo castigaba dejándolo sin recreo. Por la noche, la profesora estaba durmiendo cuando se despierta al ver una figura entrando por la ventana. Enciende la lámpara de noche y grita: "¡Vete de mi casa, estoy armada, y mi esposo es un fortachón!" El intruso era la misma Muerte, personificada como un hombre con corbata, cabello peinado hacia atrás y gel.
Él dice: "Tranquila, profesora, soy la Muerte."
La profesora asiente: "Sí, pero ¿qué viniste a hacer aquí? No me digas que viniste a llevarme."
La Muerte responde: "No, aún es demasiado pronto para ti. Vine porque voy a llevarme a tu alumno y quería mostrarte la vida que él lleva."
La profesora pregunta: "¿Qué alumno? Mi clase tiene 30 niños."
Él responde: "Marcos."
Entonces, él toma la mano de la profesora, y cuando ella parpadea, están afuera de una casa de madera muy pobre. Hay una gran ventana, a través de la cual se puede ver la mesa del comedor de la casa. "Vamos a mirar a través de la ventana." Cuando la profesora mira a través de la ventana de la casa de Marcos, ve la mesa del comedor con la madre y los siete hermanos de Marcos. El padre entra y dice: "¡Chicos, conseguí la comida!" Todos gritan de alegría. Él pone una pequeña lata de sardinas en la mesa y un kilo de tortillas. La profesora comenta: "¿Es todo? ¿Esta es su cena?" La Muerte responde: "Sí, una cena de lujo, ya que hay días en los que ni siquiera tienen eso."
- La profesora reflexiona: "Por eso Marcos siempre se queda dormido, tiene hambre". La profesora pregunta a la Muerte: "¿Lo llevarás?" La Muerte responde con seriedad: "Sí, es mi deber..." La profesora ruega: "¡Por favor, no!"
La Muerte dice: "Demasiado tarde. Cuando iba por el niño, la profesora grita "¡No!",
Entonces, la profesora se despierta en su cama, está sudando y mira desesperada a su alrededor buscando a Marcos. Pero solo ve su habitación silenciosa. "Uf, fue solo un sueño", dice, limpiándose el sudor de la cara.
Al día siguiente...
El timbre de la clase suena, y todos los niños corren fuera del salón. "Marcos", llama la profesora con una sonrisa en el rostro. Marcos, que estaba a punto de atravesar la puerta, se gira con una expresión de curiosidad. "¿Me llamó, señorita profesora?" Se acerca, y la profesora se inclina para conversar con él, mirándolo a los ojos. "Sí, te llamé. Tengo algo para ti." La profesora le da varios tickets de alimentación a Marcos. "Estos son tickets de alimentación. Con esto, podrás cambiarlos por comida. Llévalos a tu padre, él sabrá qué hacer." Marcos, con una sonrisa en el rostro, agradece: "Gracias, profesora."
El mago hizo un gesto y desapareció el hambre, hizo otro gesto y desapareció la injusticia, hizo otro gesto y se acabó la guerra. El político hizo un gesto y desapareció el mago.” Woody Allen.