REPÚBLICA DEL CAFÉ
"La República del Café"
Existió entre 1898 y 1931.
Ser caficultor es un arduo trabajo que se ha realizado por generaciones. En plantaciones pequeñas se convirtió en trabajo familiar, todos ayudaban, todos se involucraban y todos´aprendían, estaban obligados a aprender el proceso desde la selección de la semilla para el cultivo, hasta convertirlo en una taza de rico café caliente y cremoso.
El trabajo era una especia de trabajo social, todos colaboraban en la recolección, las cosechas se convertían en una algarabía festiva. Todos cortaban la uva roja del café, y cada familia ponía junto el la pesa lo recolectado por todos los miembros.
En los últimos años se ha observado una mayor preocupación por la calidad entre los pequeños y medianos productores; sin embargo, hay varias amenazas para el desarrollo futuro del café de alta calidad en El Salvador.
Como miembro perteneciente una tercera generación de productores de café, recuerdo con cariño las veces que acompañé a mi abuelo a la finca ubicada en la faldas del Volcán Ilamatepec a cortar café.
Me gustaba mucho la interacción familiar de todo lo que la cosecha ofrecía. Iba toda la familia, cortaban y entre todos se ponía lo que se cortaba en un solo peso y eso era lo que se entregaba. Mi padre a pesar de no necesitar dinero, acompañaba a los hijos a cortar café a otras fincas. Todo eso lo hacía mi padre en compensación porque la gente le había ayudado a recoger su propia cosecha. El dinero que mi padre ganaba cortando café se lo dejaba a sus hijos.
Esta tradición ha contribuido en gran medida a mantener y desarrollar las prácticas de cuidado del café artesanal y las pequeñas plantaciones. Además ayudó mucho el haber mantenido los estándares de calidad; independientemente de lo que diga el mercado, El Salvador se ha mantenido".
Vale señalar que a diferencia del café comercial que en la hacienda de mi familia se cosechaba cada año, una cosecha de café de alta calidad no puede determinarse de antemano y depende del cuidado y la vigilancia constante del caficultor. Mi abuelo era un maestro del café, mi padre le siguió, y fue quizás, e incluso mejor que mi abuelo.
Por ejemplo, en la Finca La Esperanza, se producía café de media altura, pero los cafetales bajo la administración de mi padre llegaron a producir grano de mejor calidad, mi padre producía café de Altura en terrenos que eran de media altura.
En función de su altitud, se distinguen tres zonas climáticas:
Bajío, comprendida entre 400 y 800 metros sobre el nivel del mar;
Media, de 800 a 1200, y Altura, de 1200 a 1600 metros.
Mi padre vigilab las plantas que crecían a la sombra de los árboles autóctonos y aplicaba constantemente medidas orgánicas para garantizar su salud.
El cambio climático es una amenaza permanente para el cultivo del café. Las variaciones del período invernal y el aumento de las temperaturas medias amenazan la productividad del café en El Salvador.
A veces caen entre 60 y 70 milímetros de lluvia en una hora. Eso es mucho y el suelo no puede absorberlo todo, por lo que no tiene una buena humedad para producir café. Por otra parte, las temperaturas más altas contribuyen a la proliferación de plagas y enfermedades como la roya. Esta enfermedad destruyó grandes extensiones de cafetales. Las fincas grandes de los latifundistas también enfermaron las pequeñas plantaciones, Tal es el caso de las fincas de mi padre. Los cafetales se los comió la roya.
Con todo, sigue siendo positivo porque las zonas cafetaleras de El Salvador no solo conservan el legado de las tradiciones agrícolas intergeneracionales, sino también ecosistemas únicos. El café ya no debe verse únicamente como cafetos, sino como una zona forestal que el gobierno debe ayudar a proteger. Mi padre murió de tristeza al ver como sus cafetales enfermos se morían y nunca hubo ayuda de ninguna índole para proteger las plantaciones ni mucho para combatir las enfermedades.
La nueva estrategia para revivir la caficultura empieza con buen pie, aunque los cafetales están muertos, pero hay una base fundamental que es el buen deseo y el conocimiento del Trabajados del campo. El campesinado espera que esto sea un punto de partida y de reencuentro para que el país, en su conjunto, mantenga el título de "República del Café".
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