Autor Tema: EL PERRITO (Leído 5 veces)

Boxinggirl · « **on:** 29 de Julio de 2023, 12:17:43 am »

MI PERRO.
Susto fue el que se llevó el viejo Luciano al abrir la puerta y encontrarse con un perro con seis patas. Sí seis, porque se las contó tres veces y él en ayunas no tomaba más que mate.
Era un perro de verdad con cola y orejas largas, pero le sobraban dos patas y gusano no era porque tenía pelos y ladraba. Lo invitó a pasar y el perro como en su casa entró y comenzó a olfatear. Intentó levantar la pata pero el viejo le gritó a tiempo. Don Luciano no salía de su asombro y con los brazos en jarra lo observaba una y otra vez. El perrito se arrimó, le movió la cola nuevamente y el viejo preguntó- ¿Qué me quieres decir? Él había sentido comentarios que a veces aparecen animales con deformaciones, pero este estaba allí y se sentía a las anchas. Pensó que era por el efecto de las papeleras, pero él vivía del lado de acá. Sabía que del otro lado volaban pájaros con cuatro alas y a los peces le crecía el pelo, pero él vivía de este lado y cientos de kilómetros de ese lugar.
La cosa fue que el perro se quedó y ahora el tema era que hacía para que no lo vieran. No por miedo a que su dueño lo viniera a reclamar, si es que lo tenía. Era el miedo a los curiosos. No porque fuera un hombre huraño, sino que a esta altura de su vida le gustaba vivir alejado del bullicio y costumbrismos que no rechazaba pero observaba de cierta distancia. Por eso fue hasta la casa de Margarita Miravalles y le comentó que tenía algo para mostrarle, que cuando tuviera tiempo se diera una vuelta por allá. Volvió y lo encontró dormido sobre el jergón. Margarita preocupada ese día cocinó temprano, a las doce en punto se sentó a almorzar. Entró al gato y se fue a la casa de don Luciano que desde el patio la vio llegar.- pase por aquí – le gritó y asomose por la ventana. Margarita corrió la cortina y allí estaba hecho un ovilló y durmiendo profundamente. No le llamó mucho la atención ya que ella perro tenía y ese era uno más. Solo preguntó cómo se llamaba y el viejo le dijo que por ahora perro, pues lo encontró esa mañana al abrir la puerta.-
- Perro. Le gritó Margarita y el animal se desperezó, apoyó su seis patas en el suelo y se acercó a la ventana. Fue ahí que la pobre vieja se llevó las manos a la cara, se persigno y gritó horrorizada- ¡Qué es eso?
- Un perro. Respondió Luciano- Solo que con dos patas de repuesto.-
No podía dar crédito a lo que veía. – ¡Pobrecito hijito de Dios! ¿De dónde lo sacó?
- Apareció en la puerta está mañana y no sé de donde pudo haber venido-
La cosa fue que el perro pasó a convivir en la casa de don Luciano y fue pasando el tiempo y como suele pasar Margarita le comentó a su hermana que vino a visitarla. Le dijo quiero contarte algo y que no salga de aquí. La hermana le respondió que entonces era conveniente cerrar la puerta. La cerraron y le contó lo del perro de su amigo. Que tenía seis patas y hasta ese momento no sabían de qué se alimentaba, ya que habían probado con carne cruda o cocida, pollo, verduras y el animal no daba indicios de mostrar interés por comer ni tomar agua. El misterio era,¿que comía y a qué hora lo hacía?. Es verdad que don Luciano le dejaba la puerta abierta para que en la noche saliera por si acaso. Pero no sabía que método o que recurso empleaba el animal para sentirse vivo y con muestras de estar siempre activo y vigoroso.
¿Tal vez se alimentaba de ratones? Él no lo sabía ni le daba mayor importancia. Lo que sí le llamó la atención fue ver gente rondando la casa. Gente por el fondo, gente por los costados, amigos que pasaban a saludarlo y estiraban el ojo tratando de encontrar algo. Hasta que pasó lo que siempre pasa y por lo general un domingo a media mañana.
Golpearon la puerta y allí estaban esas dos señoras con sus portafolios y unas carpetas en la mano. Muy educadas, de medias oscuras y vestidos largos, preocupadas por las guerras y la destrucción y de ver tanta maldad y que ya se estaban manifestando los primeros indicios del día del juicio final. Y don Luciano se emocionó al escuchar esas palabras y no reparó cuando el perro pasó entre las señoras y salió a la calle y justó pasaba Timoteo y justo Timoteo dijo - ¡Qué veo! Y no lo podía creer y el perro le hacía fiesta y don Luciano corrió a buscarlo y ya era tarde, porque Timoteo se llevó la noticia con él y al rato la casa se llenó de curiosos para ver al animal. Pero el viejo pasó llave y no salió a la calle por dos semanas.
Fue el gordo Enrique que casi le echa la puerta abajo y parado sobre sus ciento cincuenta kilos de soberbia le gritó. -
-.Viejo. ¿Así que Tenes un perro con seis patas? Te lo compro. Don Luciano cargó la escopeta abrió la puerta y lo mandó a donde mandan a todos los mal nacidos. El gordo subió a la camioneta y se fue prometiendo volver.
Claro que no volvió porqué el perro pasó a ser cosa de todos los días y a la semana había perdido interés. Ni el veterinario se molestó en ir a verlo aduciendo que era común encontrar ese tipo de deformaciones y más en la actualidad donde día a día se están cruzando razas y es ahí donde se producen mutaciones desagradables. Entonces don Luciano se fue animando a sacarlo a la calle y el perro lo seguía por donde fuera y una tarde se animó y fue hasta el final de la calle a llevarle un atado de acelga a Margarita Miravalles y ella lo vio venir de lejos y vio también al perro que corría delante y cuando el Felipe lo vio acercarse, estiró sus cuatro patas y erizó los pelos sobre el lomo arqueado y le largó un bufido, poniéndose en defensa. El perro tan siquiera lo miró y se fue derecho a hacerle fiestas a la dueña de casa y don Luciano le entregó las acelgas y le dijo lo que ella por años estuvo esperando. Se lo dijo despacio; un susurro que apenas escuchó y pudo comprobar el temblor de sus manos.
Se sentaron a mirar la tarde que se fue apagando y ella preguntó- ¿Por qué esperó tanto? Y él le respondió que esperó lo necesario, por respeto al finado y ella volvió a preguntar si él estaba vigente y él le respondió que para complacerla y hacerla feliz, sí. Y se quedaron sentados tomados de la mano y el perro jugaba con el gato y corrían alrededor de la casa y esa noche don Luciano se tuvo que quedar por que el perro no quería volver.
Y fue una tarde que lo encontró desganado. No se quiso levantar del jergón y apenas si movió la cola cuando lo llamó. Pensó que podrían ser parásitos y no le dio importancia. Aprontó el mate y se sentó a escuchar la radio. Entonces vio que quiso incorporarse y se volvió a caer. Luego comenzó a girar en sí mismo, se incorporó y comenzó a largar chispas por los ojos. Don Luciano, dejó el mate sobre la mesa, intentó tocarlo y recibió una descarga, luego sintió olor a quemado, el perro movió la cola, una, dos veces y ahí quedó. A la noche lo sacó para el patio. Cerró la puerta y se acostó preocupado. Y fue a eso de las dos de la madrugada que sintió un zumbido fuerte, como si se movía él con toda la casa, abrió la ventana y vio eso bajando del cielo, esas cosas que no supo describir, tomaron el perro o lo que fuera y se lo llevaron. Cuando cerró la ventana era un punto brillante en el firmamento y con esa imagen, recuerda a su perro de seis patas que nunca tuvo en mente que nombre pudo tener. Ahora Margarita le dice que la gata está preñada y Luciano se acordó de él.
RAMÓN-