–𝗘𝗟 𝗙𝗜𝗡 𝗗𝗘 𝗠𝗜 𝗠𝗔𝗧𝗥𝗜𝗠𝗢𝗡𝗜𝗢–
Aún con todas aquellas pruebas en mi memoria yo quería seguir a su lado, quería salvar lo poco que quedaba de nuestro cuento de amor y hadas. Con ese afán de una familia bien lograda.
Cada vez que había una crisis, él se acercaba para dar explicaciones técnicas sin sentido, que lo hundían hacia un abismo de palabras mal gastadas, tal vez por conservar un poco de paz y hacer como que no pasaba nada.
Y siempre conseguía aplacar la intuición que me decía "ahí ya no es".
Los días pasaban e incluso algunos años y nunca pude volver a confiar en él, pero el corazón es tan delicado e iluso que aúnque escupía sobre mis sentimientos, yo me quedaba siempre allí.
Recuerdo que al principio su mirada era transparente, ahora no podía verme. Recuerdo que sus manos eran cálidas y sus caricias tiernas, ahora amasaban en mi cuerpo a otra ilusión.
Recuerdo que sus labios eran dulces y jugosos, ahora sabían amorgos y secos por el deseo hacía otra flor. Recuerdo que sus palabras eran bondadosas y llenas de motivación, ahora eran maliciosas, humillantes y de desamor. Recuerdo su actitud y era mansa, humilde y leal. Ahora resulta fría, sigilosa, sin control.
Sí, él hombre del cual me había enamorado ya no estaba ahí, su alma se había salido de nuestro nido para jamás volver. Solo andaba su cuerpo por la casa, pero muerto de ganas de vivir esa aventura nuevamente.
Su boca sí me hablaba, pero era a la nostalgia a quien llamaba.
Sí, el momento de romper la burbuja idealizadora hacia su persona había llegado.
Solo que me aferraba como una niña asustada a sus brazos y me conformaban aquellas migajas del primer cariño que sintió por mí.