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Autor Tema: TEODORO.  (Leído 14 veces)

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Desconectado Boxinggirl

TEODORO.
« on: 17 de Noviembre de 2021, 01:44:17 pm »
¡Qué cosa este Teodoro!
A las dieciséis y cuarenta y cinco, vencido el plazo estipulado por la ley y luego de golpear insistentemente, la jueza en lo penal de cuarto turno de la ciudad de San Cristóbal, doctora Eloísa Santillán Barreto, dio la orden al sargento que derribara la puerta. El sargento Ramírez llamó a los dos agentes que lo acompañaban y ordenó lo antedicho tan solo con un gesto. No fue necesario derribarla pues ni bien apoyaron sus manos, esta se abrió lentamente con un quejido escalofriante que quebró el silencio de esa tarde fría. Entró unos de los policías y al volver gritó
  - ¡Está vivo!
 Entonces todos se apresuraron a entrar y  ver a Teodoro Lacuesta, hundido en el lecho de su cama desprolija, una mano colgando y casi tocando el suelo y sus ojos, apenas dos huecos sombreados.
 Hacía setenta y cuatro días que había iniciado un ayuno voluntario cuando Teresita Pérez le dijo que lo dejaba de querer. Se lo dijo de a poco. Primero con un gesto y luego con un rechazo, cuando él llegó  cansado como todas las tardes  y se acercó para besarla.
    - ¡No te atrevas a tocarme desalmado! – le dijo y lo retiro con el brazo. – ¡No te acerques a mí si quieres que siga en esta casa! Gritó Teresita, empujándolo.
Teodoro no salía de su asombro y por más que le suplicó, no entendía por qué lo trataba de esa manera, y ella no se lo decía. Se gastó las rodillas contra el piso, prendido a sus polleras, le pidió perdón por algo que no sabía si había hecho  y le babeó el delantal, las rodillas, le besó las manos cincuenta y cuatro veces y ella no le decía.
 –Tu bien que sabes lo que me has hecho desgraciado y esto no tiene perdón.
Teresita juntó unos pocos trapos y fue a vivir con sus padres y Teodoro se hundió para siempre en el mundo de las desdichas y no comió más. El doctor Erramuspe, apenas si le contó diecisiete pulsaciones y  alcanzó a escuchar un susurro cuando acercó su oído al preguntarle si lo reconocía. Teodoro se esforzó en hacer una mueca y se desvaneció nuevamente. El ambiente era insoportable, un sopor hediondo y pestilente invadía  la pieza; entonces la jueza hizo una seña al sargento para  que se retirase  y ella quedó  con el doctor Erramuspe, un enfermero y un vecino que fue el denunciante de lo que pudo ser una tragedia.
Todos ellos habían  intentado por todos los medios de persuadir a Teresita Pérez para que desistiera, al ver el estado de deterioro que sufría su marido, pero  ella seguía firme en su aptitud de no volver a quererlo.
   - ¡Que se muera ese desgraciado decía una y otra vez! ¡Que se muera de hambre!
-¡Que me importa lo que haga de su vida si a mí me destrozó el corazón!
Tampoco aceptó recibir las esquelas que le mandaba,  primero con su vecino y luego  las treinta y cinco cartas certificadas por correo y los telegramas que recibió por no interferir con la ley,  pero que nunca leyó tan siquiera una letra.
Rato después la jueza manda a citar a Teresita Pérez para que se haga presente en el lugar del hecho y que por lo menos, diera muestras de humanismo y que incitara a su marido para que  recapacitara y volviera al menos humedecer sus labios con pequeñas gotitas de agua fría, sino era muy difícil que al nacer el día nuevamente, el susodicho siguiera perteneciendo a este mundo.
 A Teresita la tuvieron que traer a  las fuerzas, pero ella seguía negándose a hablar con él. Era lógico que ella no quería decir en público las causas de su decisión, pero la jueza poco a poco, se las ingenió para ir deshilvanando un ovillo que se había convertido en un enredo tremendo. Le dirigió la mirada a Teodoro y éste hizo un gesto con la cabeza, como pretendiendo decir alguna palabra. Se arrimaron, silenciosamente, y la magistrada  alcanzó a leer sus labios. Él intentaba pronunciar el nombre de alguien. La jueza volvió a preguntar.
-  ¿cómo? ¿Que Ana? -  y Teodoro negaba moviendo la cabeza.
- ¿Hermana?  Volvió a preguntar la jueza y fue ahí que al moribundo se le iluminó la cara. Ambos miraron a Teresita  y esta respondió.
-  Me dijo que  Elodia era su hermana, cuando los vi  muy juntitos a los dos en la plaza, pero yo no le creo. A mí no me miente más este descarado
 - ¡Que se muera!
 Por suerte no se murió gracias a la buena gestión de la señora jueza y a  la ayuda del vecino que entregó las cartas no recibidas en sus propias manos.
Teodoro y Teresita se habían conocido hacía unos cuantos años y se casaron después de un noviazgo largo, ella más bien por gratitud y él  por qué la quería realmente con todo su corazón. La  había visto de lejos y se fue acercando con cuidado esquivando ramas, hundiendo el remo y luchando con la correntada que bajaba como un bólido desde los cerros. Se acercó a lo que quedaba de su casa. Ella desde el techo gritaba.
 -¡Salva a mis padres y luego ven por mí!
 Bajó con cuidado a los viejitos y los llevó a un lugar firme. Luego volvió por ella y cuando intentaba girar la canoa para volver, un perro  lanudo hacía  esfuerzos por llegar con ellos. Regresaron los tres y al pisar tierra, Teresita le dijo.
  – Te estoy agradecida, te debo la vida.
  - Cásate conmigo entonces.  Le pidió el con los pies en el agua.  Pero ahora, resulta que Teodoro se nos moría y ella no entraba en razones. Fue entonces que el enfermero que no había abierto la boca, le dijo al doctor Erramuspe.
   - ¿Por qué no abren las cartas que nunca recibió?
 Y la señora jueza se sentó frente al moribundo y leyó las cartas una por una, luego mandó a un funcionario al registro civil para que constatara que Elodia y Teodoro eran hermanos de distintos padres y que por lo tanto,  esporádicamente cuando se cruzaban en el pueblo se sentaban a conversar- Teresita no salía de su asombro y se reprochaba una y mil veces el hecho de haber sido tan caprichosa. Se tomaba la cabeza con ambas manos miraba el techo y pedía perdón y yo no sé si Dios a esa hora estaba levantado o no tenía nada que hacer, pero parece que escuchó sus ruegos y Teodoro nuevamente volvió a nacer. Teresita le ponía gotitas de agua fría sobre sus labios. Le administraba jugo de churrasco, compota de manzana, candial de huevos frescos y vino “los ranchos “bien azucarado. Le curó las escaras de  su espalda y sus nalgas, le hacía masajes con talco en la entrepierna y le recorrió todo rastro de herida, cubriéndolo de besos.
 A los pocos días Teodoro ya andaba por el patio, dando sus primeros pasos, volviendo nuevamente a la vida y recobrando la alegría perdida. Al mes, ya cuando los primeros fríos se ausentaban dando paso a una primavera florecida que golpeaba su puerta. Teresita miraba por la ventana a lo lejos, miraba sin mirar, hundida en sus pensamientos y quizás meditando en lo que pudo ser una tragedia. Miraba sin mirar, mientras el gallo se sacudía las plumas luego de montar a la bataraza, el relincho de un potranco la hizo volver a la realidad al verlo costear el alambrado y ella llegó al lecho donde Teodoro dormitaba, se metió lentamente, se acurrucó junto a él y le dijo.
     –Perdóname.
 Teodoro la  besó  en la frente y ella se emocionó luego volvió a recorrerlo todo con la palma de su mano.  Se subió encima de él  y le dijo esto.
-  Llévame donde quieras.
Y el la llevó a recorrer infinidad de galaxias, le mostró el mundo del derecho y del revés, boca arriba y boca abajo, de costado y al borde de la cama, mientras  ella gritaba de felicidad y se cansaron tanto y se fatigaron que ella apenas si pudo balbucear. “Te amo” y se puso a llorar.  Se siguieron amando, seis o siete veces por las noches y seis y siete veces por las tardes y fue varias veces la canoa cargada de gurises cruzando el río en busca de las sombras en verano y  se siguió  llenando la casa de llantos felices y ya eran once cuando los dejé de ver. Ahora me dicen que esperan mellizos y ya van para viejos y se ríen locos de la vida.
 Y cuando emocionado los recuerdos con cariño digo para mi solito.
¡Pero qué cosa!
-¡Pensar Teodoro que casi te nos fuiste!         
                                                                                                          Ramón.
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Desconectado 🌟Carlos🌟

Re:TEODORO.
« Respuesta #1 on: 19 de Noviembre de 2021, 09:46:22 am »
Visitando a este lindo
foro y apoyando tu buen tema Boxinggirl
 :314:
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Conectado ◈Minette◈

Re:TEODORO.
« Respuesta #2 on: 19 de Noviembre de 2021, 08:56:45 pm »
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Desconectado manantialfresco

Re:TEODORO.
« Respuesta #3 on: 06 de Diciembre de 2021, 11:39:35 pm »
Me encantó amiguita. Gracias.
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Conectado » Mr. Charles «

Re:TEODORO.
« Respuesta #4 on: 24 de Diciembre de 2021, 09:23:45 pm »
 
 Mis saludos para todos
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Desconectado Boxinggirl

Re:TEODORO.
« Respuesta #5 on: 10 de Marzo de 2022, 04:18:21 pm »
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 :314:
Gracias, amigo.
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